Los intercambios son una lucha de barro para muchos progenitores porque, entre otras cosas, son esos breves minutos en los que están cara a cara y aprovechan para machacarse como si estuvieran en una piscina de barro con los niños como testigos.

Los intercambios para nosotros han sido siempre un horror. Mentiría si dijera que no hemos tenido periodos de entreguerras pero, generalmente, siempre han sido una locura. Hemos tenido de todo: a #SMQSY recitando una poesía que le ha escrito a mi hijastra en voz alta, para añadir dramatismo a la despedida; gritos, insultos y otras industrias circenses; grabaciones con el móvil, persecuciones…

Así que hoy voy a hacer un recopilatorio con las formas más surrealistas de montar un show durante los intercambios. ¡Vamos a ello!

Esconderte detrás de un matojo

Esconderte es una treta súper chula para hacer el intercambio porque el otro progenitor llega y, ¡sorpresa! No estás. ¿Y qué sentido tiene esto?, os preguntaréis. Más bien poco, pero para la madre de mi hijastra es súper importante porque mientras está escondida, ella nos ve, pero nosotros a ella no. Y, durante ese tiempo, puede grabar con su teléfono nuestra llegada.

Así fue como, en una ocasión, #SMQSY se convirtió en Gila y se escondió detrás de un matorral de su urbanización y, en plena noche porque ya era invierno, encendió la cámara de su móvil con su flash y todo pensando que no la veíamos.

El intercambio en modo llorimadre

Este intercambio es súper efectista. Nuestra #SMQSY suele llevarlo a cabo cuando el tiempo que va a pasar con nosotros es muy breve; o cuando hace menos de 48 horas que la vio por última vez.

Es muy efectista porque no tiene ninguna coherencia montar ese chocho cuando la has visto el día anterior; o cuando solo va a estar con nosotros tres horas porque es su cumple o el de su padre.

Los intercambios propios de una llorimadre, además, son más escandalosos cuanta más gente hay alrededor. Esto es una máxima que siempre se repite, pero cuando trata de hacerse la madre doliente, la cantidad de público es directamente proporcional a la intensidad de la tragedia.

Salir corriendo a patear el coche de la madrastra

Este es otro show fantástico para hacer del intercambio un momento inolvidable para los niños. Nuestra #SMQSY aprovechó el día que nos conocimos, que era la primera vez que me tenía frente a frente, para ponerse a gritar como una posesa que mi entonces novio era un maltratador y un abusador de menores.

Como eso le supo a poco, intentó abrir el coche por las buenas (desde la puerta), pero viendo que no lo conseguía, decidió hacerlo por las malas y liarse a patadas.

Es una treta estupenda porque consigues poner en solfa a todo el barrio en pocos segundos y te aseguras de que la próxima vez, la madrastra se quede en su casa.

Tener el coche preparado para una persecución, pero salirte por la M-40

Si tuviera que quedarme con un show durante estos últimos seis años, sin duda, este ocuparía el puesto número uno.

Ocurrió hace un par de años cuando fuimos a recoger a la peque para empezar las vacaciones. La madre la dejó en la puerta sin escándalos, algo que nos sorprendió. Así que nos metimos rápidamente en el coche y, cuando no nos había dado tiempo ni para respirar, ¡ZASCA!, a teníamos en paralelo saludando desde su coche.

Es difícil explicar lo que te recorre por el cuerpo cuando crees que ha pasado el peligro y te encuentras de frente al enemigo. Sobre todo porque, conociéndola, sabía que era capaz de acompañarnos hasta la puerta de casa porque si algo tiene la amiga es arrojo y chulería.

Pero la suerte tuvo a bien que fuéramos por una calle de doble sentido y viniera un coche de frente y que, tras pitarle como solo puede pitarse a un kamikaze, esta frenara, pudiendo nosotros seguir adelante.

Sin embargo, la suerte a veces es cochina y ni los pasos de cebra ni los semáforos consiguieron dejarla atrás. Así que ahí la llevamos, en paralelo a nosotros, saludando por la ventana temerariamente mientras mi hijastrita la saludaba a ella y le decía:

-¿Dónde vas, Mami?

-¡A El Corte Inglés, coletitas mías!

-Papáaaaa, llévame a El Corte Inglés y luego volvemos a casa… Venga, Papáaaaa

Gracias, no sé si a Dios o a quién, Su Madre Que Soy Yo no se caracteriza por ser una buena conductora. Digamos que vuelca su mapa mental en la conducción y, cuando nos quisimos dar cuenta, la vimos desaparecer por el desvío de la M-40 que corría paralelo a nuestro carril.

Aunque su gesto fue de querer corregir el error, afortunadamente se perdió en el nudo del desvío. Y así fue como pudimos llegar tranquilamente a casa e iniciar nuestras vacaciones.

Y bueno, estos son cuatro entre los cien shows que hemos tenido que soportar durante todos estos años. Ahora son más intensos, como durante el temporal Filomena, cuando ya reestablecidas las comunicaciones fuimos a por la niña y #SMQSY decidió tirarse al hielo y dejarse la rabadilla en el suelo para hacer creer que era todavía peligroso hacer los intercambios y que no mirábamos por la seguridad de la niña. Pero eso lo contaré otro día.