Aprender a patinar era una de las cosas que quería hacer con peque para la vuelta al cole. Aprender a patinar y aprender a montar en bici sin ruedines, aunque esto va a ser más complicado.

Aunque yo patino y para mí era muy importante que ella también lo hiciera, el hecho de enseñarle iba más allá que compartir una afición. Su padre siempre ha tenido claro lo importante que es inculcarle el deporte y, aunque fuera del cole sus deportes favoritos son jugar al fútbol con papá (siempre y cuando se deje meter todos los goles porque, si no, se coge el canasto de chufas y sale por peteneras) y tirarse en bucle por los toboganes gigantes, queríamos hacer algo en familia.

Aprender a patinar: una actividad en familia

El objetivo de enseñarle a patinar era intentar hacer una actividad lúdica en familia. Entre semana los horarios son complicados y, entre que sale el cole, merienda, lee un poco, nos enfadamos porque no quiere leer, jugamos un ratito y llegan la ducha, la cena y la hora de dormir, se nos ha pasado la tarde y no hemos hecho nada divertido juntos.

Hacer deporte los tres juntos es un planazo. Hasta ahora mi chico y ella salían en bici, y yo, que no tengo bici, salía en patines. Tengo que reconocer que lo pasábamos fenomenal y esta actividad nos permitía hacer deporte y también jugar (normalmente ella y yo en un bando y papá en otro).

Ahora, su padre sale en bici y nosotras en patines. Aprender, o mejor dicho, perderle el miedo a los patines le ha costado, pero superar este reto le ha hecho sentirse más segura y coger confianza en sí misma. Antes de verano estaba temerosa, pero ahora ha descubierto que le gusta que le dé el aire en la cara, la sensación de velocidad y lo chachi que es tener las endorfinas por las nubes. Tanto es así que se cae al suelo y se parte de risa.

El otro día, mientras patinábamos las dos juntas y cantaba su canción favorita de Vaiana, su personaje preferido desde hace unos meses, me dijo:

-¡Qué chuli es patinar! ¡Siento una emoción de contenta!

Me gustó mucho oírlo porque eso es lo que buscamos, que esté feliz y contenta.

 

Beneficios de hacer deporte en familia

Hacer deporte en familia ha sido un descubrimiento y ha marcado un antes y un después para todos.

  • Una actividad lúdica compartida: que nos permite jugar, reírnos y volver a casa contentos.
  • Ponernos en forma: yo hago deporte regularmente, pero mi chico no. Esto le ha servido para volver a retomar este hábito y está encantado.
  • Un sustituto de la tablet: a la peque le ha venido fenomenal para desengancharse de la tablet. Antes era llegar a casa y buscarla para ver dibujos y vídeos chorra de manitas que abren y cierran juguetes mientras suena una voz chillona. Ahora, llego del trabajo y ya me la encuentro con los patines puestos y con su padre carril bici arriba, carril bici abajo.
  • Reforzar lazos: nosotros (los tres) ya estábamos muy unidos, pero esto nos ha unido más porque reír juntos siempre une mucho.
  • Superarnos: a la peque le ha servido para aprender a superarse, a esforzarse, a perder miedos, ganar confianza… Ahora hace deporte porque le gusta, no porque le insistimos y eso se nota. De hecho, se ríe tanto que el otro día se hizo pis de la risa, literalmente.

Realizar una actividad en familia, en este caso deporte, ha sido fantástico y es algo que recomiendo totalmente a todas las familias en general, especialmente a las reconstituidas. ¿Y vosotros? ¿Tenéis actividades en familia? ¡Recogemos ideas!

 

Por cierto, su padre ha decidido que se compra unos patines y la niña está emocionada: vamos a tener que enseñarle. ¡Veremos cómo acaba el tema!