Borrar a Papá ha sido una táctica que #SMQSY ha empleado desde el principio. Lo borraba literalmente y también metafóricamente. Recuerdo cuando la peque traía dibujos en su libreta con papá borrado. Ella decía que no era papá, que era un señor y que se había equivocado, pero eran dibujos borrados con la pulcritud con la que solo borran los padres cuando quieren que empieces algo de cero. Poco a poco dejó de traer dibujos borrados porque, directamente, ya no dibujaba a Papá. Y cuando lo dibujaba, lo hacía «como un monstruo y siempre fuera de casa porque así le había enseñado mamá», cosa a la que los Piscosociales no le dieron tanta importancia.

También se borró a Papá de la ropa, de los cuadernos, de los libros… Se borró no poniendo su apellido. La niña comenzó a llamarse por su nombre y el apellido de la madre en la mochila, en la merendera, en la ropa de recambio… Pero los piscosociales tampoco lo consideraron importante.

Y, conforme siguió el tiempo, seguimos borrando a Papá. Ya no hacía falta hacerlo físicamente porque Papá comenzó a ser en su mente un espectro distorsionado de lo que, en realidad, era.

El Papá dedicado, que hacía encaje de bolillos para estar sí o sí o sí con su hija, resultaba ser un Papá que había abandonado a su madre y a ella.

El Papá cariñoso, que le daba besos y abrazos, era un Papá que le pegaba palizas.

El Papá que jugaba con ella constantemente, era un Papá que no le hacía caso.

El Papá que la llevaba a sitios divertidos y con el que hacía viajes, era un Papá que la tenía encerrada en casa y con el que no hacía nada.

Y así fue como, poco a poco, Papá se fue deshumanizando en su mente; en la mente de una niña primero de cuatro; después de cinco, seis, siete, ocho, nueve… años. Cada vez una deshumanización mayor. Cada vez abarcando más aspectos de su vida y de su existencia.

Y así hasta el otro día cuando Papá comenzó a borrarse también en sus trabajos y, de repente, los planes en familia con Papá se esfumaron.

Borrando a Papá de mis planes en familia favoritos

El otro día llegó a casa diciendo que tenía que presentar a principios de semana un trabajo sobre sus planes en familia favoritos. Traía una libreta con apuntes sobre los planes que hace con su madre. Como siempre, hicimos una presentación, pusimos esa información, buscamos fotos de esos planes y, por supuesto, también pusimos los que hace con nosotros. Nos pasamos el fin de semana ensayando la presentación. Ella se esforzó mucho y, realmente, quedó una presentación muy chula sobre sus planes en familia.

Por una casualidad rocambolesca, no voy a entrar en detalles, nos enteramos de que finalmente y tras pasar el día anterior con la madre, no había presentado eso, sino otro trabajo: un trabajo con los planes en familia solo con ella. Al preguntarle, se fueron dando, una a una, las fases que se dan en estas ocasiones: intenta mentir para hacerte creer que ha presentado lo que ha hecho contigo. Te niega que ese trabajo de la madre exista. Finalmente acaba reconociendo que ha presentado un trabajo alternativo que ha hecho a última hora con su madre y con los planes que hace con su madre porque… ¡SORPRESA!

-En las instrucciones del trabajo pone que solo puede incluir lo que se hace en una casa.

-¿Y dónde pone eso? ¿Tú lo has leído, porque yo no lo veo en lo que han enviado?

-No, me lo ha dicho mamá y yo la creo

Y así ha sido como, de un plumazo, hemos borrado a Papá (y, de paso, a su hermano) también de esto, algo que no es nuevo porque ya lo ha borrado de otros trabajos quitando fotografías, no dando opción a incluirlas, etc. En realidad es una cosa más. Pero, al final, no deja de ser un goteo constante para hacerle creer a tu hija que su vida es otra y que hay personas que no forman parte de la parte chula y visible de su vida; que su disfrute con la otra familia, no existe; que lo realmente bonito y bueno, es la burbuja enfermiza y perversa (para vosotras tan especial y amorosa) que has creado con ella.

Y así es como miras a esta niña en mitad de esa conversación y ves un vacío en su mirada tan profundo que, por unos momentos, crees que te vas a caer en él.

Tras hablar con ella y expresarle cómo nos sentimos y no saber muy bien si lo entiende o si le importa, seguiremos trabajando para que, al menos, en nuestra casa, su familia sea una familia grande, completa, donde no se borre a nadie y sus experiencias puedan contarse sin miedos, límites ni reproches.