Tener dos casas es, para muchos niños, tener dos vidas. Dos compartimentos estanco para los que necesitan tener la mente dividida. Y lo que es peor: prestar atención para que no se escape nada que no se pueda saber. ¿Imagináis que tuviéramos que vivir permanentemente dudando entre qué podemos decir y qué no? Pues muchos niños con conflicto de lealtades viven así.
Mi hijastrita ha sabido desde siempre que, como ocurre en Las Vegas, las cosas que pasan en casa de #SMQSY se quedan en casa de #SMQSY. Durante años no hemos sabido si esa reticencia para contar algunas cosas se debía a una reacción natural de la niña o a una imposición. Ahora ya sí.
Un Pacto de Brujas
Todo comenzó el día que, con cuatro o cinco años, mi hijastra nos dijo:
-No lo puedo contar porque mamá y yo hemos hecho un Pacto de Brujas
-¡Qué bien suena! ¿Y eso qué es?
-Un secreto entre nosotras
Este nombre, tan bien traído y definitorio de una de las partes, englobaba normalmente cosas como dónde iba a pasar el fin de semana; si habían visitado alguna «amiga de mamá» que resultaba ser una curandera de turno… Cosas así. Pero, conforme pasaba el tiempo, el Pacto de Brujas se convirtió en un secretismo absoluto sobre lo que pasaba cuando estaba con mamá. Y, del mismo modo que había cosas que formaban parte de ese pacto, había otras que nos contaba con la inocencia, ingenuidad y falta de filtro de los niños:
-Mamá me ha dicho que os diga que este finde hemos estado con un amigo de mamá. Un amigo de mamá. No un chico. Un amigo de mamá. Un a-mi-go-de-ma-má
-Qué bien… ¿con quién habéis estado entonces, cariño, que no me ha quedado claro?
-Dice mamá que con un amigo de mamá.
¿Qué has hecho el finde? Cosas
Pero el tiempo ha pasado, las circunstancias y las situaciones han ido evolucionando; el proceso se ha complicado y mantener en absoluto secreto lo que ocurre en casa de mamá se ha convertido en una máxima.
Ahora ya no habla de Pacto de Brujas, sino que directamente nos dice cosas como:
-No puedo hablar de ese tema.
-Mamá me ha dicho que no te cuente nada de eso, que te lo contará ella.
-No me apetece hablar de eso
En otras ocasiones, simplemente, opta por hacerse la sorda y no contestar hasta que, a la tercera vez que le preguntas algo tan tonto como ¿Qué has hecho el finde?, te dice:
-Cosas
¿Y no se relaja nunca y se le escapa algo?, os preguntaréis. Pues claro que sí. A veces se relaja y nos dice, por ejemplo:
-Anda! Aquí he estado con ma…
Y en cuanto se da cuenta que nos va a decir algo que ha hecho con su madre, automáticamente se paraliza, le cambia la cara y se encoge sobre sí misma como un caracol. Adopta una postura de cerrazón: baja la cabeza, se mira la tripa… y no levanta la vista del todo por si le preguntamos de nuevo.
5 maneras de actuar cuando no quiere contarnos lo que hace en su «otra vida»
Este tema nos ha traído de cabeza durante un tiempo porque nos impide tener una comunicación normal. La verdad es que nosotros nunca hemos intentado sonsacarle cosas de su vida con su madre salvo en casos como visitas a médicos y demás que, obviamente, es algo especialmente importante. Pero nunca hemos querido que se sintiera «fiscalizada», todo lo contario, hemos procurado que estuviera relajada en este sentido.
Lo que sí hemos hecho es, desde la naturalidad, insistir, pero eso no ha funcionado porque se ha visto obligada a contestar mintiendo o a decir el famoso: «Cosas».
Así que lo que hacemos ahora es lo siguiente:
Respetamos su silencio, pero le mostramos nuestro sentimiento
Si le preguntamos, por ejemplo, que qué tal el fin de semana y no puede contestar, le explicamos que lo respetamos, que le preguntamos porque la queremos y queremos saber qué tal lo ha pasado, pero que no pasa nada si prefiere no contarlo.
Abordamos su necesidad de ser «leal» a su madre
Del mismo modo que le decimos lo anterior, le transmitimos que no le preguntamos porque queramos saber qué hace con su madre, sino porque queremos saber qué tal lo ha pasado. Que si ella no puede decir lo que hace con mamá, no pasa nada, nosotros lo respetamos. Y que no se sienta mal porque no pueda decírnoslo.
Es importante para sobrellevar su conflicto de lealtades que ella sepa que sabemos la razón de su silencio, que se sienta arropada y que no se sienta juzgada.
Le contamos lo que hacemos nosotros
Contar qué hemos hecho el fin de semana, por ejemplo, es algo natural. Por eso le contamos qué hemos hecho, dónde hemos ido, anécdotas… para que ella vea que nosotros sí le damos información de lo que hemos hecho y que no pasa nada.
En casa no hay secretos
De paso, reforzamos el mensaje de que en casa no hay secretos y que siempre que quiera puede contar a quien quiera lo que hacemos en casa: dónde hemos ido, a quién hemos visto, qué hemos comido… Y que no pasa nada.
Cuando quiera contarlo, aquí estaremos
Por último, le decimos que si alguna vez quiere contarnos algo, dónde ha ido, qué ha hecho, cómo lo ha pasado… estaremos encantados de escucharlo. Pero que lo haga cuando ella quiera y como ella quiera.
…
Creo que es importante que transmitamos al niño que se encuentra en esa situación que sabemos por qué lo hace, que lo respetamos, que hacer lo contrario no es malo y que nosotros no vamos a poner una piedra más en su mochila.
Los niños que sufren un conflicto de lealtades están permanentemente en alerta y en tensión porque no saben qué pueden hacer o qué no; o lo que es peor: para qué les ha dado permiso el progenitor o para qué no.
Todavía es muy pronto para ver resultados a este nuevo enfoque, pero, por ahora, sí le hemos quitado presión. Veremos cómo resulta…
03/12/2020 at 10:42
La primera vez que oí algo parecido, la hija de mi pareja tenía cuatro años y medio. Su abuela paterna le hizo una pregunta de abuela (como al resto de sus nietos al verlos) «¿Qué te han echado los Reyes?» y recibió un «Me ha dicho mi mamá que no te lo diga», contundente y firme. Solo tenía cuatro años y medio y todavía hoy me preguntó que creyó su madre que le aportaba dándole esa bonita directriz antes de salir de casa el día de Reyes.
Debía ser que decir que le habían echado tal o cuál Nancy (como luego se le escapó) era material altamente sensible.
20/01/2021 at 23:32
Gracias. Llevo siendo madrastra siete años de dos ángeles del cielo (9 y 11)y siempre encuentro aliento con lo que cuentas. A pesar de tanto tiempo, hay veces que SMQSY, me sobrepasa. Se compró una casa y el pobre pequeño nos lo contó en secreto porque «mami no quiere que os digamos nada…» En fin, nosotros seguimos ese método, el de darles la confianza para que se expresen como y cuando quieran e inculcarles que no hay secretos en casa. No es muy efectivo porque siguen siendo presionados por la madre, pero es con el que sentimos que mejor lo hacemos. Mucho ánimo y gracias