Que haya pasado de ser una moderna a ser una madrastra y me haya visto envuelta en este embolado es culpa única y exclusivamente de su padre.
Hasta que comenzó a tirarme chinitas, a mí solo me gustaba de lejos. Y cuando comenzó a tirármelas, y empezó a gustarme de cerca, lo negué tanto que estuve una temporada sin mirarle a los ojos (tampoco cuando le hablaba, no importaba que estuviese respondiendo a una pregunta suya porque mi mirada siempre se dirigía a otro interlocutor). Eso sí, a cambio, nos enviábamos doscientos correos al día en los que él se dedicaba a picarme y yo a contenerme.
Entre correo y correo, él, con sorna, me decía que tenía que echarme un novio que me hiciera la cena. Así, descaradamente. Y yo replicaba que prefería comprarme un gato o tirarme por una ventana antes de darle una mínima oportunidad a un hombre más (más otras cosas que no puedo decir por estar en horario infantil).
En tal estado de desencanto sentimental, maldije para mis adentros, y en cada correo, haber tenido el infortunio de dar con el único hombre normal (con estilo, educado, sin faltas de ortografía, con sentido del humor, culto, interesante… y bueno, sobre todo bueno) del planeta y que estuviera casado. Para eso preferiría no haberle conocido jamás. Y en este modo tan dramático estuvimos semanas y semanas: yo cada vez más colada y en una permanente lucha intestina por medir cada una de mis palabras y por convencerme de que sería un capullo si flirteaba conmigo en su estado (civil). Él, sabedor, picándome cada vez más. Así fue hasta que un día me confesó que no estaba casado, sino divorciado.
¿Cómo pasé de querer un gato a ser una madrastra?
Tras saltar encima del sofá para desfogar mi alegría y bailar por el salón festejando tamaña noticia, quedamos dos horas y media después a cenar por primera vez. Nos contamos nuestra vida (bueno, él me contó la suya porque la mía la sabía) y, como le aconsejaban a Escarlata O´Hara, casi no cené (sushi en este caso). Tenía el estómago cerrado.
La noche terminó a las 4 am en el carril bus de la puerta de mi casa. Él se hacía pis desde hacía dos horas y yo seguía hablando sin parar porque el mojito sin cena me había pasado factura. El destino tuvo a bien que decidiera hacerme la dura y cortar la conversación a tiempo, gracias a lo cual a él sobrevivió. Quedamos contentos y la semana siguiente le invité a cenar.
Nadie me advirtió, mientras él me informaba debidamente de la responsabilidad que podía suponer para mí salir con un chico que tenía una hija pequeña (y yo insistía en quitarle hierro porque, claro, «está buenísimo y para qué voy a pensar yo en esas cosas tan pronto», me decía a mí misma), que también tendría que cargar con la ex. Probablemente, si me hubiese advertido debidamente de eso, aunque lo hubiese pasado por alto porque me habría seguido pareciendo que estaba buenísimo, ahora no tendría nada que reprocharle.
De eso hace ya más de dos años y no le reprocho verbalmente ni manifiestamente nada, pero cuando hace unos días, tras una actuación estelar de la niña, me dijo: «¿Qué te pensabas, que esto iba a ser Jauja?», recordé que todo comenzó con algo tan absurdo como que yo quería ser una solterona con gato y me pregunté si todavía estaría a tiempo de salir corriendo y adoptar uno. Mientras pensaba eso, mi hemisferio izquierdo me preguntaba si ahora sería capaz de vivir tan feliz sin ellos. Sin él, desdelueguísimo que no. Y sin ella tampoco.
PD. Dice mi chico que miento, que fue él quien se hizo el duro la primera noche y que le entré yo. Es totalmente incierto. Yo solo le di el primer beso seis días después.
09/11/2017 at 06:11
Ya somos dos que queríamos gatos y terminamos con niña y ex (y la familia extendida de la ex…). Aunque, al final, también conseguí el gato 😀
25/11/2017 at 04:24
Somos muchas ! Me siento plenamente identificada con todo lo que he leído hasta el momento. Ya me he guardado los cuentos que me van a servir mucho con la menor… si!, la menor! Esque son 3 ! ?
Ni yo sé cómo lo hago!
Slds
30/11/2017 at 17:02
Yo quería mínimo dos perritos, un gato una tortuga, un cerdito vietnamita ,un conejo, un hamster… pero espero poder compaginarlo con sus dos bichitos ?
Pd: Yo también le quite hierro al asunto…el mío también estaba muy bueno… ?
16/01/2018 at 16:18
y aun con todo lo que nos advirtieron, estábamos mas que enamoradas.
07/05/2019 at 09:08
Yo igual conseguí pero no una niña ya una jovencita de 11 años y desde el primer momento en que nos vimos ubo un clic entre las dos
24/02/2020 at 17:39
Me hiciste brotar una lágrima. Voy incorporandome a este ámbito de mamadrastra, él aún es mi novio, no llevamos mucho pero ya conocí a la pequeñita y aunque al principio no me resultaba fácil el pensar en la situación, la cosa se fue dando demasiado espontánea; al 2do día de conocerla, la pequeña de 7 años corría a mis brazos y buscaba incluirme en todos sus planes, siempre los 3, preguntando si cuando su papá fuera a visitarla también iría yo. Sigo en proceso de adaptación, pero sí ahorita es fácil quiero creer que después lo será más. La gente puede señalarte pero nadie sabe lo que sientes. Un cariño distinto, igual de fuerte.
22/01/2021 at 19:13
Hola!! He llegado a tu blog por casualidad y me ha encantado tu forma de hablar y contar tus experiencias.
Mi novio no tiene hijos pero si una ex-mujer que depende de él (ella sufre una enfermedad degenerativa).
Este post me ha recordado a mis inicios con él. Yo lo conocía de vista de movernos por los mismo círculos pero tardamos en que nos presentarán. Y el se acercó a mi para darme el pésame por el fallecimiento de un familiar, la primera vez que hablamos y yo pense Dios mío es encantador y huele genial, a la media hora descubrí que estaba casado y su mujer enferma, mi corazón se rompió.
Empezamos a vernos mas a menudo y el consiguió mi número de teléfono, me escribía casi a diario para ver como me encontraba al principio solo era atentó pero luego empezó a coquetear y me volvía loca. Si nos veíamos por motivos de nuestro círculo de amistades que colisiono yo lo ignoraba y pasaba de él, creo que puede que aveces fuera hasta un poco bruja.
Hasta que un día me dijo que se estaba divorciando, yo casi me comi una farola jajajaja.
La primera vez que quedamos los dos solos admito que yo fui la que lo beso, aún que a él siempre se lo negare.
Su ex lo trato bastante mal y le ha dejado cicatrices en autoestima. Y a día de hoy sigue dando todos los problemas que puede. Entiendo que el la tenga que mantener económicamente pero el machaque mental al que le somete no tiene nombre.
No se si habra algun grupo de apoyo en Twitter para casos como el mío jajajajaj