Este jueves participé en las Shubertiadas Jurídicas de BBrainers, donde hablé de la necesidad de poner el interés del menor en el centro de los procesos de Familia y por qué la custodia compartida es clave. Diréis que el interés del menor ya está en el centro. Yo creo que eso es una falacia, y eso es lo que intenté exponer.

Mucha gente me ha preguntado si se había grabado el evento, ya que estaba interesada en su contenido. No se grabó, pero yo voy a compartir más o menos lo que expuse (que ya no me acuerdo porque lo fui rehaciendo conforme escuchaba a los demás participantes y sus temáticas. No quería repetirme). Pero más o menos fue esto (con algunos añadidos).

 

Custodia es igual a acercar, no a alejar.

Cuando una pareja se separa comienza una batalla sin piedad por la custodia. La custodia está concebida como una garantía para mantener el hilo paterno-filial y evitar que los hijos, que son las verdaderas víctimas de la separación, sufran males mayores debido a la desaparición de uno de los progenitores en su día a día. En este sentido, siempre se apuesta por el interés del menor que, por otra parte, suele chocar contra los deseos, pretensiones, comodidad o apetencias personales de los padres, que ya parten de una situación de conflicto previa. Esto hace que muchas veces empiecen a ver al hijo como un bien patrimonial. No quiero pensar que esto se deba a que los hijos llevan aparejados numerosos aspectos crematísticos, como pueden ser la casa o una pensión. Pensaré, por tanto, que los intereses se basan en la afectividad y el amor hacia el hijo. Pensaré esto porque realmente creo que es así.

Argumentar que un padre quiere, por ejemplo, la custodia compartida para ahorrarse la pensión es absurdo, ya que, en primer lugar, la custodia compartida no implica el fin del pago de una pensión. Por otro lado, tampoco creo que una madre solo quiera la custodia exclusiva por una cuestión económica. Obviamente habrá casos en los que sea así o eso sea algo muy importante (tanto para un progenitor como para otro), pero quiero pensar que el amor de un padre o de una madre por un hijo va más allá de cualquier interés crematístico. Decir lo contrario sería una manipulación.

En este sentido, atendiendo al espíritu de la custodia, la parte custodia se tiene que mostrar colaboradora para favorecer el vínculo, pero no siempre es así. A veces la posesión de la custodia se utiliza como una fórmula para alejar a los hijos del otro progenitor o como un castigo o revancha hacia la otra parte, con la que se tiene un conflicto personal importante.

 

El interés del menor debe ser un interés público

Llegados a este punto, decir que el interés del menor es un bien superior es una falacia. Puede que lo sea en el papel, pero no en la práctica. En realidad el bienestar que se persigue es el de los progenitores, que apelando muchas veces de forma pornográfica al bienestar del menor, intentan ver satisfechos sus intereses personales. Será porque, equivocadamente, algunos adultos que han confundido conyugalidad y parentalidad ven proyectadas sus filias y sus fobias en sus hijos, sin saber que sus hijos menores podrán ser seres dependientes, pero tienen derechos propios e individuales que deben respetarse. Creo que no es tan difícil entender que el hecho de que tú hayas dejado de querer a tu pareja (y padre o madre de tus hijos), no quiere decir que ellos tengan que hacer lo mismo. Tampoco te legitima para intentar romper ese vínculo.

Sin embargo, difícilmente vamos a poder solventar este conflicto si seguimos con la misma visión que tenemos ahora. Aparentemente, el interés del niño es un bien superior y, por tanto, debería ser un interés público, pero rara vez se consigue gestionar una cuestión pública con éxito si la solución o el punto de partida está en los intereses privados o particulares de los progenitores. Eso ocurre en este caso y en cualquier otro. Teniendo esto en cuenta, veo difícil solución, a no ser que, efectivamente, nos remanguemos, nos olvidemos de las apetencias, géneros y estereotipos de los progenitores y empecemos a tomar decisiones pensando en los niños.

 

Dejar de custodiar para empezar a criar

Creo que ha llegado el momento de empezar a cambiar nuestra visión y adaptar la legislación a los cambios sociales. Sé que a veces la evolución social no coincide con lo que nos demandan las tripas, pero también es verdad que a veces las tripas nos piden cometer una locura y no por ello la cometemos. En este sentido, tenemos que plantearnos si queremos seguir permitiendo o haciendo la vista gorda ante ciertas actitudes tóxicas vinculadas a la custodia exclusiva y que hacen que se utilice de forma contraria a como fue concebida, es decir, para alejar a los hijos de los progenitores o para castigar al progenitor no custodio.

También tenemos que plantearnos si queremos seguir permitiendo que las «armas» legitimadas para evitar la custodia compartida sean hacer creer que el progenitor no custodio es peligroso para los niños; o generar conflictos de forma gratuita para que, ante el grado de conflictividad, se siga manteniendo la custodia exclusiva. ¿Queremos seguir poniendo armas legales de destrucción masiva en manos de progenitores que viven inmersos, ya de por sí, en un conflicto personal que raras veces permite pensar racionalmente? Si es así estamos locos o enfermos.

Creo que ha llegado el momento de dejar de custodiar y empezar a criar. Dejar de destruir y empezar construir, y para ello no tenemos que esperar piruetas legales porque la ley es lo último que cambia. Para eso tenemos que propiciar el cambio en la sociedad. Y no, no vale decir: «durante el matrimonio no se ocupó de los niños…» porque aquí nadie ha nacido sabiendo. ¿Acaso una mujer que da a luz por primera vez sabe cómo criar a su hijo? ¿Acaso una pareja que tiene un hijo por primera vez sabe cómo enfrentarse a ello? Que yo sepa hay miles de libros y profesionales dirigidos a enseñar y acompañar en ese proceso.

Todos podemos aprender a cuidar si queremos. Y, además, no puedes basarte en reglas que has establecido en un marco privado y en unas circunstancias familiares concretas para establecer un futuro familiar o para justificar posturas que responden a intereses particulares. Al menos yo lo creo así. Y no, contar con ayuda extra tampoco es un crimen. ¿Acaso vamos a criminalizar a todas las parejas que tienen gente en casa que les ayuda a criar a sus hijos mientras ellos trabajan? ¿Acaso son peores padres o madres por llevar a sus hijos a una guardería mientras ellos siguen manteniendo sus carreras profesionales? ¿Queremos seguir pervirtiendo el discurso? Porque si queremos seguir haciéndolo, la perversión y la demagogia no entiende de límites. Podemos seguir. No va a haber límites retóricos para ninguna de las visiones.

 

Desarticular esta sociedad de hijos rehenes

Creo que las personas que trabajan en Derecho de Familia tienen la posibilidad de cambiar el mundo. Esto no es algo exclusivamente de ellos, todos tenemos en nuestra mano la posibilidad de cambiarlo a distintos niveles, pero los abogados, jueces, fiscales, psicólogos forenses… las personas que trabajan diariamente en el ámbito de Familia tienen la posibilidad de cambiar la sociedad del futuro. Y eso pasa por hacer que los procesos de divorcio giren realmente alrededor del interés superior del menor, y no alrededor de los intereses particulares de los progenitores, y evitar que sigamos alimentando una sociedad donde los hijos de padres divorciados terminan siendo Hijos Rehenes.

Tenemos que conseguir que las custodias exclusivas no se celebren como un trofeo de venganza, sino que lo veamos como un fracaso familiar porque lamentablemente ese menor, cuyo interés se supone superior, no va a poder disfrutar de su padre y de su madre en igualdad de condiciones porque es inviable por razones objetivas. Solo así garantizaremos que los niños sean los auténticos vencedores de esta batalla tan ajena a ellos, como suelen serlo todas.

Supongo que esta es una visión utópica, pero cuando me invitaron a participar en este evento me dijeron que tenía que abordar esta cuestión de una manera constructiva, por lo que yo quiero apuntar alto, aunque a veces termine haciendo castillos en el aire. Obviamente, aterrizar esto puede que sea difícil, pero creo que podemos hacerlo porque solo es cuestión de poner realmente en el centro el interés del menor y aplicar el sentido común. Y estoy convencida que todas las personas que participaron pueden hacer algo a nivel individual para favorecer esa evolución.

Por cierto, todavía no entiendo por qué aplicar por defecto la custodia exclusivamente materna es positivo y aplicar por defecto la custodia compartida es negativo. No voy a entrar en eso porque me parece un debate estéril ya que va vinculado a cuestiones que giran, una vez más, alrededor de los intereses de los progenitores y más allá. Prefiero que, ya sea de uno u otro modo, estemos abiertos a estudiar sin prejuicios cada caso respetando el principio por el que se rige el concepto de Custodia: no romper los lazos afectivos entre los progenitores y los hijos. Y, ya de paso, dejamos de hacerle pedorretas al Tribunal Supremo.

En otro orden de cosas, ¿sabíais que la palabra «custodia» comparte raíz etimológica con la palabra «oscuridad». Es muy ilustrativo. También la comparte con la palabra «culo», pero no culo de nalga, sino de ano. Saquen ustedes sus propias conclusiones.