La madrastridad me trajo la celebración de Halloween, que era algo que no me importaba especialmente, pero que comenzó a importarme cuando entré sin saberlo en una competi con #SMQSY para ver quién hacía el disfraz más chulo. Huelga decir que la gané yo.

Pero lo cierto es que Halloween nos ha traído más quebraderos de cabeza y sin sabores que buenos ratos. Recuerdo el primer año, que le hice un disfraz de brujita ideal y SMQSY respondió con un mail en el que parecía que iban a imputarme ocho delitos por maltrato al menor (cometí el grave error de hacerle un bolsito para llevar galletas. Ga-lle-tas).

También recuerdo el año que nos devolvió el disfraz metido en una bolsa poco más grande que las de la farmacia, de esas diminutas. Todavía no me explico cómo entró la falda de tul. Terminó destrozado.

Un concurso de calabazas con régimen amplio de visitas

Pero este año… este año ha sido aterrador. Veréis, el otro día estaba en la cocina cuando percibí que mi marido entraba sigilosamente por la puerta. Se acercó a mí, que seguía, aparentemente distraída, haciendo la comida. Por un momento pensé que me iba a interceptar, como cuando éramos novios, y me iba a quitar el cucharón y subirme a la encimera, y bajarme las…

Bueno, el caso es que ahí estaba yo esperándole emocionada. Haciéndome la tonta, escuchando cómo se acercaba por la cocina sigilosamente y esperando el momento de decirle eso que se dice en las pelis de…

-¡Ten cuidado, cariño, que no nos vean los niños!

… cuando, de repente, se acerca a mi oído y me dice:

-El cole ha organizado un concurso de calabazas

-¿¿Cómo?? Estás de coña

-No, no estoy de coña. Este viernes

-¡Y una m….! ¡No pienso hacerla! ¡Que la haga solo con su madre!

Mi fantasía pasó a ser, en unos segundos, una peli de terror porque, claro… ¿sabéis lo que significa tener que participar en un concurso de calabazas cuando tienes un régimen de visitas amplio a favor del padre sin ningún tipo de coordinación, orden ni concierto por parte de la madre? Estas son las típicas cosas que no se plantea un juez cuando decide que un niño pase un día en una casa y otro en otra cuando tiene un progenitor como unas maracas.

Pues, en nuestro caso, significa que hay que hacer la calabaza a pachas, en las dos casas (en una tarde en cada casa), pero liderando, en este caso, el cotarro #SMQSY, que desde su vis estratégica, no da un paso adelante hasta que no intuya cuál sería el paso que daría el padre para hacer, precisamente, lo contrario. ¿Habéis visto You, en Netflix? Pues algo parecido: adelantarse a los acontecimientos para crear el plan perfecto.

El día a día del cole con un régimen amplio de visitas

La verdad es que esto es algo que se da de manera muy habitual cuando hay que hacer un trabajo de clase porculerete; un trabajo de estos mastodónticos que implica una maqueta y demás y que, en realidad, más que un trabajo para los niños es un castigo para los padres. Tampoco estamos hablando algo que no ocurra habitualmente, por ejemplo, cuando mi hijastra tiene que ir a una excursión y entramos el en jari de ir o no ir. Pero el tema calabaza se me hacía muy cuesta arriba.

El caso es que, afrontar el día a día del cole o de cualquier otra cosa, cuando tienes un régimen amplio de visitas y los niños tienen que estar cada día en una casa es una auténtica locura. Porque si en cualquier caso necesitas coordinarte, con esta fórmula la coordinación tiene que hacerse el milímetro y si hay tensión, es tremendamente complicado.

Afortunadamente, todo quedó en un susto y nuestra treta de no ponerlo en conocimiento de mi hijastra dio sus frutos (eso y que tuviéramos movida esa semana porque #SMQSY había eliminado nuestros planes familiares de una presentación de planes familiares que tenía que hacer la niña en clase y prefería mantener un perfil bajo).

En cualquier caso, Señorías… cuando se les pase por la cabeza poner un régimen amplio de visitas a favor de uno de los progenitores y no vean mucha estabilidad en la parte custodia, acuérdense de mí y piensen qué hubiera pasado si tuviéramos que haber hecho frente a ese trepidante y terrorífico concurso de calabazas.

Y dicho esto: para el próximo año ya tengo mi disfraz de Halloween: iré de madrastra estresada.