Con la vuelta al cole llega el primer catarro del curso. Solo lleva una semana de clase y la peque ya está malita (y #SuMadreQueSoyYo está a punto de llamar a los antidisturbios para que detengan al padre, por supuesto). ¡Qué cruz!

 

Un virus llamado Papá

El tema de los catarros y las gastroenteritis nos trae por la calle de la amargura. Bien es cierto que no hay niño que se libre de los mocos y alguna gastroenteritis durante el curso. Realmente es algo normal. Habitual. El pan nuestro de cada día. Sin embargo, en nuestra situación todo lo normal se vuelve anormal porque no hay que olvidar que cualquier cosa que ocurra puede ser utilizada en nuestra contra.

En este caso el virus se llama Papá y, en cuanto empieza el cole, #SuMadreQueSoyYo comienza a frotarse las manos pensando en la colección pruebas-de-mal-padre que va a juntar en cuanto la niña tenga mocos. Porque de procesos víricos o bacterianos no tendrá ni idea, ahora, culpando a su padre o a la «tercera persona», que es otro de los calificativos que me refiere, de cualquier mal que ataque a la niña es toda una experta.

Por eso, hoy voy a daros algunos consejos que pueden ser útiles si convivís con una mamá tipo #SuMadreQueSoyYo. Os adelanto que no servirán para prevenir, pero bueno, ya estáis advertidos. ¡Vamos a ello!

 

¿Qué pasará si el peque se pone malito?

  • La culpa de cualquier enfermedad la tendrá papá: esto os lo tendréis que grabar a fuego desde el minuto uno. Nosotros nos encontramos en un callejón sin salida debido al régimen de visitas que tenemos porque, si se pone mala estando con nosotros, la culpa es nuestra porque no sabemos cuidarla. Y si pone mala con ella, la culpa es nuestra porque el día anterior ha estado con nosotros. Es decir, hagamos lo que hagamos, la culpa siempre es nuestra. Si a vosotros os ocurra lo mismo, tranquilos. Es lo habitual.

 

  • Madre divorciada acude a consulta…Tras estar bajo los cuidados del padre, la madre refiere que la niña tiene… (cagalera, heces espumosas sulfurosas, un uñero…).  Este será el encabezado típico que es probable que veas en los informes una y otra vez porque lo importante aquí no es lo que le ocurra al peque, sino que el niño se ha puesto, supuestamente, malito mientras estaba con el irresponsable de su padre. Además, en ese informe, leerás una suerte de síntomas descritos por la madre que no te explicas cómo es posible que existan. Y ya no solo eso, tampoco te explicarás cómo es posible que, en todos los casos, hayas dejado a la niña feliz y contenta en el cole y cinco horas después esté al borde de la muerte. Acostúmbrate. Esto no se llama enfermedad, se llama: fabricación de pruebas y suele ocurrir tras los fines de semana.

 

  • Las fiebres aparecen y desaparecen como el Guadiana: esto es algo que te aconsejo no intentes comprender. Nosotros hemos recibido correos en plan: ¡¿Qué has hecho con la niña que ha salido del cole con 40º de fiebre?! ¡Mal padre! ¡Que nunca nos has querido! (todo esto en mayúscula, negrita, subrayado y con más símbolos de exclamación, interrogación y alguno de porcentaje). Y una hora después, el informe del médico decía: «La madre refiere fiebre de 40º. Actualmente está en estable y asintomática». Casualmente, los profes tampoco se han percatado. Suelen ser fiebres extrañas.

 

  • #SuMadreQueSoyYo tiene poderes curativos: así es. En la mayoría de los casos los niños mejoran tras 24-48 horas de reposo y bajo los cuidados de la madre. Todavía no entiendo cómo la nuestra no se plantea sacarse un sobresueldo como curandera.

 

  • Pediatras extrañas: las pediatras extrañas son un must y un personaje imprescindible en cualquier proceso de divorcio (contencioso) con hijos que se precie. En nuestro caso tenemos un listado de pediatras que no conseguimos localizar, a cual más rara. Algunas ni siquiera tienen número de colegiada y, todas ellas, elaboran informes al dictado que incluyen todos los elementos que debe incluir un informe pediátrico para demostrar que el padre es una suerte de Jack El Destripador y que casualmente viene al pelo para el proceso que se encuentra abierto o para el que piensa abrir (esto lo compruebas después, claro). No obstante, estos males tan terribles suelen resolverse con tratamientos tan peregrinos como: “Pasar dos días completos al cuidado de la Señora #SuMadreQueSoyyo”. Es alucinante e increíble y pensaréis que me lo estoy inventando, ¿verdad? Pues no. Es tan real como la vida misma. Algún día hablaremos de sus homólogas: las psicólogas de parte extrañas.

 

Vas al médico como si fueras al patíbulo

En fin, con la vuelta al cole llega la normalidad y la rutina, pero también llegan los catarros y las gastroenteritis; los piojos y esas cosas, por lo que es importante que te conciencies.

Es posible que llegues a una situación, que es en la que estamos nosotros, en la que te dé, ya no miedo, sino pavor llevar a la niña al médico porque sabes que, en cuanto informes a #SuMadreQueSoyYo, esta desplegará su armamento de: mails repugnantes + visita a las pediatras extrañas + informe con encabezado: «Madre divorciada acude a consulta con niña. Tras estar bajo los cuidados del padre la madre refiere 75º de fiebre…» + Visita a hospital para intentar que te abran un expediente en Servicios Sociales, como nos pasó a nosotros por una gastroenteritis que tuvo ella y medio cole más.

Pero bueno, esto son gajes del oficio. Intenta armarte de paciencia, apoyar a tu chico y tomártelo con humor, aunque sé que es difícil.

Por cierto, la otra noche, mientras me agarraba con su manita sudada y abría de vez en cuando los ojitos para mirarme, yo pensaba en la que se nos venía encima y en todas estas cosas que acabo de contar. Y me dieron ganas muy serias de salir corriendo. Pero luego la miraba a los ojitos y miraba su nariz, que la ha heredado de su padre; y notaba su respiración en la cara pegándome todos los virus que tenía en su cuerpo. Y notaba su pierna hirviendo encima de la mía; y le acariciaba su pelito mojado. Y me daba cuenta de que no. De que hay que seguir aquí al pie del cañón e intentar poner un poco de cordura a este sinsentido.

Esto y estar al lado de su padre, que es más que un superhéroe: es un ejemplo a seguir.

 

¡Feliz temporada otoño-invierno y felices catarros, queridas madrastras! ¡Y ánimo, que después vienen los piojos y las gastroenteritis!