Hoy es el primer Día del Padre que vivimos con el peque en casa. Hasta ahora solo te había visto como el Súper Papá de Mi Pequeña Dictadora, que cada vez está menos pequeña y más dictadora; pero hasta hace unos meses no sabía lo que era tenerte como el padre de nuestro hijo.

Ya el año pasado escribí una carta a nuestro hijo para el futuro, contándole cómo sería su padre. Hacía muchas cábalas y, aunque te describía a la perfección, no podía imaginar que la experiencia que iba a vivir contigo. Recuerdo que te agobió un poco porque pensabas que mis expectativas estaban demasiado alejadas de la realidad; pero hoy puedo decir que no estaban alejadas, todo lo contrario, no pude prever la parte de ti que iba a conocer.

Durante estos meses he conocido a un hombre completamente diferente al que ya conocía; con rasgos que me resultaban tremendamente familiares, pero ahora siendo el padre de nuestro hijo. He conocido a una persona todavía más paciente, todavía más entregada, todavía más amorosa, todavía más graciosa, todavía más ocurrente…

Durante estos meses, que sabes que no han sido fáciles porque tenemos el hijo más bonito del mundo, pero también el más plomo, he sabido siempre que estabas ahí para cuando yo te necesitara. Haciendo las cosas conmigo, dispuesto a echarme una mano cuando yo lo pidiera porque sé que no ha sido fácil gestionar los cuidados con una madre primeriza que quiere hacerlo todo ella cuando realmente no puede más; y que quiere que lo hagas tú, pero realmente no quiere; y que se enfada por tonterías; y que te dice que así no, así sí, así no… sin tener ni idea ni experiencia muchas veces. Sé que no te lo he puesto fácil, pero tú a mí sí pasando por alto tantas y tantas cosas. Millones de gracias.

Durante todos estos meses me he dado cuenta de que decir que nuestro hijo tiene al mejor padre del mundo no es una frase hecha; lo tiene. Lo tiene, lo disfruta, lo vive, lo comparte…

Recuerdo que, cuando nos enteramos que estaba embarazada, te dije que teníamos que querernos mucho. Sabía el miedo que tenías por lo que pudiera pasar con nosotros y, quizás, por tener que volver a pelear por compartir tiempo con tu hijo, por poder comértelo a besos o contarte un cuento por las noches. Ya entonces tenía claro, y cuanto más tiempo pasa todavía más, que no solo nos vamos a querer mucho, sino que nos vamos a querer siempre porque no me imagino nuestra familia sin el pilar fundamental.

Cada día doy gracias a la vida por haberte conocido, por habernos arriesgado; y, sobre todo, porque decidieras no mirar atrás y darte y darme la oportunidad de crear algo juntos.

Te queremos. Los tres. Te adoramos.

Feliz Día del Padre. Sin ti habría sido imposible. Y sin ti la vida no sería tan bonita.