Hoy tenía pensado hablaros del misterio de las camisetas, algo que supongo será muy familiar para las madrastras, y que no es otra cosa que tratar de averiguar qué pasa con todas esas camisetas que se compran en casa y que, tras llegar a casa de la madre custodia, nunca más vuelven a ver la luz del sol. Y tú compras y compras camisetas y más camisetas…

Sin embargo, anoche, mientras cenábamos, ocurrió algo que trastocó totalmente mis planes editoriales. Por primera vez la niña, como quien no quiere la cosa y mientras se comía una crema de calabaza, soltó a título informativo:

-Papá, mamá me ha dicho algo muy feo de ti.

Ya nos había contado alguna cosa, pero siempre lo había hecho a bocajarro. Sin embargo, ayer fue distinto: nos quería informar.

Nada hacía presagiar (me encanta este recurso narrativo para dar suspense) que lo que iba a pasar a continuación nos iba a dar una idea, no de lo que está viviendo la peque en casa de su madre, porque eso ya lo sabíamos, sino de cuáles son las dudas y los dilemas que le surgen ante los mensajes y las informaciones que le transmite su madre.

 

Mamá me ha dicho una cosa muy mala de ti

Voy a transcribir un extracto de la conversación con el fin de que os hagáis una idea de cuál fue nuestro discurso y cómo lo abordamos. Lo cierto es que nunca se está preparado para resolver ciertas dudas o enfrentarte a ciertos comportamientos. Sobre todo cuando quien tienes enfrente es una niña de seis años.

Vaya por delante que, aunque nos dio el titular, le costó contarnos a qué se estaba refiriendo. Se hizo la despistada e incluso llegó a decir que no se acordaba de lo que su madre le había dicho, pero que ella creía que era verdad. Al final, conseguimos averiguarlo.

-Mamá dice que cuando era pequeña no quería comer y me tiraste un plato a la cabeza.
-¿Tú crees que eso es cierto?
-Es que lo dice mamá y mamá no miente
-¿Pero tú has visto alguna vez que yo me enfade y haga eso?
-No… pero mamá sí lo ha visto. Lo hiciste una vez que fuiste a casa y yo estaba en la trona y…
-¿Tú crees que yo puedo hacer eso?
-No, pero mamá lo ha dicho y yo tengo que creer a mamá y… y a papá. -dice como justificándose.
-Tú sabes que me enfado muchas veces, ¿no?
-Sí, una vez con inglés.
-¿Y hago eso cuando me enfado?
-No, pero porque no estamos comiendo.
-Bueno… tú sabes que papá se enfada cuando no quieres comer la crema de verduras, ¿no? -pregunto yo.
-Sí
-¿Y te tira un plato?
-No
-Pues ya está.
-Pero, ¿de verdad no has hecho eso, papá?
-Nunca lo he hecho, nunca he hecho eso.
-¡Prométemelo! Haz un lazo con los dedos.
-Hago un lazo con los dedos…, pero tienes que creerme aunque no lo haga.
-¿Entonces mamá miente?
-Yo no sé qué te ha dicho mamá porque no estaba allí. Yo lo que te digo es que nunca he hecho eso que te ha contado y que yo nunca te haría daño.
-Jo, papá… es que todavía no sé a quién creer… 

 

En ese momento se hizo un silencio tremendo. Su padre respiró hondo y le dijo:

-No te preocupes, tú tienes que creer a quien tú creas. No te preocupes por eso ahora. Yo siempre te voy a querer mucho creas a quien creas. 
-¿Y tú quieres a mamá?
-Claro, porque es tu mamá. Tú naciste porque nosotros nos quisimos muchísimo, por eso te tuvimos. Y te queremos los dos mucho.

Terminó llamando a Pizpireta, el hada que cura estas cosas, y dándole un abrazo y un beso enormes a su padre. Le dijo un te quiero tan alto que casi se cae la cocina abajo y hasta le hicimos un sándwich de abrazos. Primero a él y después a ella. Necesitaba que la abrazáramos. Pero… ¿lo hicimos bien?

 

¿Hay que decir que mamá miente?

Supongo que si estáis en esta situación sabréis que, por muy preparado que tengamos las respuestas ante situaciones de manipulación infantil, en ese momento todo se te viene abajo. A mí me surgieron muchas dudas una vez terminó todo, entre ellas: ¿hay que decirle que mamá miente? ¿Tenemos que decírselo abiertamente y que piense que su madre es una mentirosa? ¿Es bueno generarle ese enfrentamiento? ¿Es positivo, para un niño que sufre un conflicto de lealtades como nuestra peque, decir algo así abiertamente?

Lo cierto es que yo entendía sus preguntas. Quería saber quién mentía y no se lo estábamos aclarando. Pero había una razón: no queremos hacerle daño, no queremos que sufra, ni generarle más dudas ni dilemas. Solo tiene seis años. Sin embargo, nos sorprendió que ya no defiende en bloque a su madre, como hace meses, sino que ahora se informa. Supongo que es una forma de pedir ayuda.

Ante esto, lo que hice esta misma mañana fue pedir ayuda y pregunté a una psicóloga forense que tengo en mi TL y que está habituada a llevar estos casos, ya que trabaja en unos juzgados (¡gracias, bonica! 😉 ). Sus recomendaciones fueron las siguientes:

  1. No hay que decirle que su madre/padre miente.
  2. Hay que darle herramientas para que tenga un sentido crítico y pueda discernir lo que es cierto y lo que no sin decirle nada malo de la madre/padre.
  3. Proporcionarle y asegurarle un entorno de seguridad, confianza y amor incondicional.

 

Espero que este post y estas directrices que me han dado os sirvan para enfrentaros a esos momentos. Como siempre digo en estos casos, yo describo el caso de la madre porque es el que nos toca, pero la manipulación infantil debe condenarse la ejerza el progenitor que la ejerza. Y no está justificada en ningún caso. Así que si la estás ejerciendo, deja de mirarte el ombligo y para.

 

#StopManipulaciónInfantil