Hoy ha sido día de intercambio. Son las 12 de la noche y no me puedo dormir. La niña ha venido como hacía tiempo que no venía. Parece ser que la Interferencia Parental, que es el nombre chachi y aceptado de la Alienación Parental, va a estar con nosotros estas vacaciones.
Hemos ido a recoger a la niña como siempre hacemos. Al principio de los tiempos era muy complicado hacer el intercambio. La madre se agarraba a ella chillando como si la despellejaran, la niña se asustaba, lloraba y no quería separarse de ella… Un drama. De todos modos, pasadas unas horas todo se estabilizaba y volvíamos a ver a la niña que conocíamos.
Eso, con el paso del tiempo ha dejado de ocurrir. Los intercambios se han ido normalizando y, aunque la madre monta sus números, se resuelven en relativa normalidad. Tanto es así que la niña se viene encantada y, en cuanto sale por la puerta, viene corriendo a darme un beso porque suelo estar esperándola fuera, a unos metros.
Hoy también ha sido un intercambio aparentemente sencillo, aunque la madre le ha dado algunos mensajes, entre ellos un par que ha hecho que levantemos las alarmas:
-No te preocupes, que pasará rápido y volveremos pronto a estar juntas.
-¡Que te den bien de comer y te alimenten!
-¡Que te cuiden! Que no te cuidan nada…
Sin duda, un mensajes ideales para despedir a tu hija antes de vacaciones.
El caso es que la niña, pasados los primeros minutos de besos y emoción por vernos, ha empezado a decir que quería llamar a mamá. Lo pedía insistentemente. Le decíamos que mamá llamaría mañana, como siempre hace, pero ella no paraba de insistir.
Tras eso, ha comenzado con la segunda parte:
-Quiero ir con mamá, llévame con mamá.
Hacía años que no decía esas cosas. No quería cenar, no quería hacer nada. Tenía los ojos llenos de lágrimas. Además, soltaba mensajes como:
-Es que voy a estar muchííiiiiiiisimos días sin verla dice.
-Los papás buenos llevan a sus hijos con mamá, los malos no.
-Yo tengo que estar donde yo quiera.
Sin duda, algo totalmente fuera de lugar teniendo en cuenta cómo suele estar con nosotros. Y sin duda, algo aprendido y estudiado.
Hemos intentado cenar como hemos podido. A mí se me ha quitado el hambre. La miraba a los ojos y no la reconocía. No era la niña que está cada día con nosotros. Su padre ha estado hablando con ella y han hecho un trato. Ha venido después a darme un beso. He puesto la cara sin ganas. Tenía el estómago revuelto. Intentaba repetirme que ella no tiene la culpa de esto, pero solo con pensar que nos pueden quedar 14 días así por delante me he puesto mala. No podía dejar de mirar a su padre.
Se ha acostado recordándonos que mañana tenemos que llevarla con mamá.
Vacaciones con mamá sinónimo de retroceso
Cada vez que pasa más de un fin de semana con su madre retrocedemos una barbaridad en muchísimos aspectos:
Dormir sola
Su madre duerme con ella en la misma cama. En casa de mamá tiene habitación propia, pero no duerme en ella. De modo que, cuando pasa varios días con la madre se acostumbra. Cuando vuelve a casa no quiere dormir sola. Entonces dice que tiene miedo o que le duele cualquier cosa y tenemos que iniciar otra vez el proceso. Esto ocurre en vacaciones, pero últimamente también los fines de semana.
Autonomía
Vuelve siendo una niña totalmente dependiente. Su madre la tiene en una burbuja. Debe ser que como nos acusa de cualquier cosa que le pase, no quiere que tengamos la oportunidad de hacer lo mismo, aunque jamás lo haríamos. El caso es que la niña vuelve con menos autonomía: necesita que le hagamos todo, que estemos pendientes constantemente de ella, tiene que ir de la mano a todos los sitios…
Llamadas
Las llamadas de teléfono son un infierno. Un mecanismo de control brutal por parte de la madre, además de una manera de recordarle que no están juntas, que la echa de menos, que se siente sola, que si no se ha puesto malita porque siempre que está con papá se pone malita… Eso influye muchísimo en el ánimo de la niña y me temo que estas vacaciones va a hacerlo todavía más. No me cabe duda que tendrá la grabadora lista para dejar constancia del drama.
Interferencia parental: la mejor venganza
La interferencia parental es la mejor venganza que se puede cocinar porque haces que el otro sufra el rechazo del niño. Es cierto que al niño lo machacas, pero normalmente las personas que hacen este tipo de cosas suelen sentir más odio por el otro progenitor que amor por sus hijos, por lo que esto le importa relativamente poco.
Probablemente hoy, esta señora, de haber visto los ojos de su hija esta tarde mientras decía que quería ir con ella, se habría sentido satisfecha. Yo, si tuviera un hijo, jamás querría que la primera cena de vacaciones con su padre se la pasara con los ojos llorosos. Ni la primera, ni la segunda, ni la tercera ni la cuarta.
La situación que vivimos últimamente a nivel judicial me hace pensar que los últimos diez días han sido de aleccionamiento puro y duro. Un ejercicio inhumano para que sea la niña quien rechace al padre, diga el juez lo que diga. Una carnicería emocional que lleva haciendo desde el principio, porque todavía recuerdo esas llamadas telefónicas diarias en las que le decía:
-¿Te están maltratando, verdad mi vida? No te preocupes, mamá está luchado por ti.
-Estoy muy triste porque no estás. Cuando no estás mamá se pone muy triste porque te echa de menos.
Y así hasta que la niña empezaba a llorar y entonces decía:
-Lo sé mi vida, sé que no quieres estar con papá… Ay, mi vida, eso es lo que quería oír.
Esto lo he oído yo. Entonces la niña tenía tres años y medio. Creo que todavía la madre se pregunta por qué se restringieron las llamadas.
La interferencia parental es una carnicería para los niños. Es la forma de maltrato más cruel que existe porque la ejerces sobre tus propios hijos y la ejerces poniendo por delante tus apetencias y caprichos y dejando a un lado sus derechos y sus necesidades. Es la mejor forma de hacer a tus hijos picadillo.
Veremos qué tal mañana.
01/07/2018 at 12:48
Me parece que la #Sumadrequesoyyo# que te ha tocado y la mía deben ser la misma…
Mejora con los años, mi hijastrita tiene 10 y tenía 5 cuando entró en mi vida, pero estoy segura que mucho de lo que arrastra es consecuencia del proceder de su madre coraje. Y las llamadas…siguen siendo parecidas. Y la bipolaridad respecto a su padre cuando la llama él, continúan, a veces ni coge el teléfono o le contesta mal…y cuando está con nosotros se lo come a besos.
Paciencia y amor, esas son mis armas.
02/07/2018 at 13:15
Mi niña ahora esta con su #sumadrequesoyyo#. Y aunqur quedan dias para el dia 15 ya estamos temiendo como vendrá la niña. El verano pasado tocaba el «no quiero piscina», aunque a ella le flipa la piscina y la playa. Y el «no quiero chocolate», aun eso le duró 2 dias. Ahora #sumadrequesoyyo# sabe que nos vamos de viaje de vacaciones con ella y me temo que no quiera ir ni a rastras. Esto es una condena para toda la vida. Lo siento si estoy muy negativa pero me hierve la sangre pensando en todas las atrocidades que le meten en esa cabecita bonita
03/07/2018 at 03:34
Me siento muy identificado cada con lo que publicas ahora al niño ( mi hijastro) le ha dado por preguntar por qué mana y papá no están juntos ya ha pasado 5 años y hasta ahora lo pregunta # su madre que soy yo # le ha dicho que es por qué el la dejo por mi!!! Le están buscando un carro sicólogo para que le ayude a superar su “ trauma” después de 5 años que llevan separados me parece que no es el niño es ella que le ha dado como color al asunto en fin estoy tratando de luchar…
18/08/2018 at 02:38
Soy padre divorciado y la similitud de las llamadas y actitudes es tremenda. Hace cuatro años cuando nos divorciamos hacía que odiara a su abuela, mi madre, como causante de todo. Literalmente mi jija le gruñía. Ahora que me volví a casar y mi hija mayor tiene hermana y hermanastro la víctima de las manipulaciones es mi actual esposa. Frases como que la maltrata, que le tira la juguetes han salido de su boca. De la de mi hija. Mi ex se ha dedicado a hablar con todo mi entorno para decir que mi esposa iba a matar a los niños. Tenemos problemas en el colegio con las historias que la madre le hace contar. En fin. Que nos veo reflejados en este artículo. Gracias por ponernos voz.
23/08/2019 at 20:02
Hola tengo dos hijos el padre de mi hijo mayor no se quizo hacer cargo de mi hijo y la verdad no lo busque yo me puse a trabajar y lo deje en paz 10 años despues me case y tengo una beba, el caso es que pienso en todos ustedes que son padres y madrastras o padrastos y a veces me pregunto por que seguir hechado le lecha al fuego, como mujer les puedo asegurar que si ustedes igonararan aquella mujer que tantas rabietas hacer y que tantos esfuerzos hace por que quitar les a la hija a ustedes les diera igual y aclaro desde la conciensa de que no les da igual es solo aparentar con #SMQY a veces pienso que estar mujeres al dar se cuenta ahora es al reves que ustedes se estan olvidando de sus hijos, las cosas cambiarian, porque algo que una verdadera madre le duele mucho es que ignoren a sus hijos…
05/04/2020 at 00:59
Es la situación que atravesamos. #Sumadrequesoyyo» llama tres veces o las que le da la gana y siempre habla con los niños. Se puede pensar:» Y por qué se les pasa las llamadas?» Pues por evitar más conflictos, a pesar de que sabemos que llama para interrogar y malmeter. Llueven los «Te amo» , «Te quiero» , » Te echo de menos»… Además, los niños ya viene avisados de que su madre va a llamar. Y pobres de ellos y de nosotros si no se responde !
Sin embargo, no obtenemos lo mismo. Mi marido llama y para comunicarse con sus hijos, tiene que realizar varias llamadas. Los niños están apáticos, hay días que le cuelgan o no le cogen el teléfono…
A mí me duelo y supera ver esta desigualdad y no me explico cómo actúan así pese a que se padre es un padrazo.
Cómo habéis conseguido que no os afecte? Yo llevo tres años padeciendo como el primer día. No consigo dejar de sentir ese malestar en el estómago y en el pecho cuando se producen las llamadas.
12/04/2020 at 10:32
Pues no se pasa, el malestar de estómago y todo lo demás no se pasa. Pero hay que concentrarse en que los niños no son los culpables aunque a veces sea muy complicado. Ánimo, somos muchos en la misma situación