Aunque la liquidación de gananciales es un tema que no tiene que ver con las madrastras, quiero contarla porque suele ser un tema que trae de cabeza a muchas parejas y, en nuestro caso, como todo, se complicó enormemente.

La liquidación de gananciales fue algo que a #SMQSY le corría mucha prisa. No es porque esté precisamente en la indigencia, pero una de las cosas que la ha movido siempre en este proceso ha sido la pasta y tenía mucho interés en dar una estocada definitiva. Así que nos sorprendió con una cifra redonda: 400.000 euros. ¡WTF!

He de reconocer que las matemáticas no son el punto fuerte de #SMQSY, pero es especialmente curioso que siempre se equivoca y siempre siempre es en su beneficio. De todos modos, todavía no nos explicamos qué cuentas hizo para llegar a esa cantidad… o sí.

Hasta el papel del váter en la liquidación de gananciales

La liquidación de gananciales fue un parto: #SMQSY pidiendo dinero desde el año en el que hizo la Comunión; el juez diciendo que «señores, lleguen a un acuerdo»; nosotros que «ni de coña podemos llegar a un acuerdo si está todo sobredimensionado»; #SMQSY diciendo que «no voy a llegar a un acuerdo con quien ha decidido gastarse en la novia el dinero de su hija y de su madre, que soy yo». Bueno, bueno, bueno… Un circo.

Este fue un tema muy cansino, pero tremendamente divertido. Si en las parejas normales te das hostias por la casa, el coche, los depósitos, etc., en este caso #SMQSY se empeñó en que le devolvieran la mitad de todos y cada uno de los gastos que había hecho el padre de su hija desde que se dictaron las medidas previas hasta el día en el que se dictó sentencia. Esto es: alquiler de la nueva casa, muebles, enseres… recuerdo que pidió el dinero correspondiente de los vasos de duralex que había comprado en el Ikea (media docena). Por pedir, pidió incluso que le reintegrara de nuevo la mitad de la pensión ya que la había pagado con dinero ganancial.

Yo le decía que le metiera también el dinero que nos habíamos gastado en preservativos y en un Lelo fabuloso porque, claro, acabábamos de empezar a salir y vivíamos en un estado erótico festivo permanente. Una pena que no me hiciera caso.

Bueno, como era de esperar, la mandaron a Pitis, pero como es muy insistente, aunque el juez le dijo mil veces que ni los vasos, ni las cortinas, ni los botes de especias La Carmencita tenían cabida, ella seguía intentándolo y los botes de La Carmencita llegaron a la Audiencia Provincial.

La liquidación de gananciales: del juzgado a la trena

La liquidación de gananciales fue tan ardua y tan larga (entre el inventariado, el juez pelmazo diciendo que acordaran, los recursos, etc.) que es, de todos los procedimientos que hemos tenido, el que más ha durado. Y, además, ha sido el que más sorpresas nos ha dado porque, lo que no podíamos pensar es que mi chico terminaría en el calabozo porque la señora se sentía vejada en la negociación dada la superioridad económica (que no es tal) de él.

Afortunadamente el juzgado de VG la mandó a tomar por saco (con buenas palabras, no fuera a sentirse vejada de nuevo), pero la denuncia nos la comimos o, mejor dicho, se la comió él.

Liquidación de gananciales liquidada

Actualmente la liquidación de gananciales está totalmente liquidada y, afortunadamente, la resolución ha sido bastante justa. Eso sí, yo he decidido fastidiar un pelín a #SMQSY, que está cabreada como una mona porque piensa que mi chico me regaló un anillo de 6.000 euros con dinero ganancial cuando, en realidad, hablamos de un anillo de 10 euros que me he comprado en las rebajas en Mango. Pero bueno, el origen humilde de la joya a ella no le interesa.