Si los intercambios son un marrón, las llamadas en periodo de vacaciones son un castigo. Nosotros, por sentencia, tenemos la siguiente situación: las llamadas solo están permitidas en periodo de vacaciones. Para ello, cada progenitor le proporciona a la niña un teléfono, al que llamará durante esos días. Ese debe ser un teléfono que únicamente se utilice para eso. ¿Parece fácil? Pues vais a flipar.

 

Movidas con el teléfono

Tener que darle cada uno un teléfono es un fiel reflejo del surrealismo al que ha llegado la situación, pero también es verdad que no queda otro remedio. Esto, aunque nos ha solucionado algunos problemas, también nos ha dado mucho quebraderos de cabeza.

Me vigilas a través del móvil

Uno de los primeros escollos que encontramos fue conseguir que la madre aceptara el móvil que le proporcionaba el padre, ya que según ella, habíamos metido un chip de geolocalización y rastreo en el mismo, con el fin de seguir sus pasos y saber dónde estaba en cada momento y qué hacía. El día que me enteré de que, a voz en grito y tras hacer desaparecer el primer móvil, había pedido al señor mensajero que no se acercara a ella con ese aparato, creí que me daba un vahído. Una vez conseguimos hacerle entender que  no, que eso solo pasa en las pelis de Tom Cruise y en las tramas de corrupción, pudimos empezar a establecer las comunicaciones con relativa normalidad.

 

Borrando a papá

Mi chico tuvo la feliz idea de poner una foto de él y la niña de fondo de pantalla (creo que es la feliz idea que tienen tantos padres y madres en este país y en otros países). Bueno, pues durante un año y pico estuvo borrando la foto al, supongo, no soportar tan tamaña afrenta: ¡¿Cómo soportar ver que su hija con su padre sonríe?! Teniendo en cuenta el percal que tenemos, entenderéis que esto sea una mera anécdota, aunque no deja de ser ilustrativo. He de decir, que desde verano ya no lo hace.

 

Restringir las llamadas entrantes

Este verano el esperpento alcanzó su punto máximo cuando, recién comenzadas las vacaciones, recibimos un correo bomba. En él nos acusaba de haber manipulado el móvil para restringir las llamadas entrantes. Cuál fue nuestra sorpresa cuando vimos que para cualquier operación se necesitaba un PIN, motivo por el cual nos quedó claro que era completamente imposible que alguien que no fuera ella, y con intención expresa de bloquearlo, manipulara el dispositivo.

Así que llamé a la compañía telefónica haciéndome pasar por una potencial cliente a la que lo único que le interesaba en esta vida era saber si podía restringir o permitir llamadas a través de ellos o necesitaba hacerlo directamente desde el dispositivo (todo esto lo hacía mientras intentaba que mi Pequeña Dictadora dejara de darle cates a los alemanitos que intentaban guardar cola civilizadamente para tirarse por el tobogán de agua y no colarse como pretendía hace ella -¡bendita genética!).Le recomendamos hablar con su operador, cosa a la que ella se negaba porque no te consiento que me sigas diciendo lo que tengo que hacer. Ajá.

Tras cinco o seis días amenazándonos casi de muerte y, por arte de magia, las llamadas se reestablecieron. Huelga decir que, según ella, las habíamos activado nosotros y no dudó en decirle a la niña que no había podido hablar con ella porque su padre se lo había impedido. Como supondréis fueron unas vacaciones muy relajantes. Por cierto, creo que no hace falta decir que esto dio para un hilo de mails que supongo tendrá a buen recaudo para decirle al juez que le impedimos hablar con la niña.

 

 ¿Y la niña qué tal lleva las llamadas?  

Las llamadas están establecidas para que sean llamadas de buenas noches y ya. Cortas, rápidas y de saludo. Sin embargo, no siempre es así…

Cuando está con el padre…

Cuando está con nosotros las llamadas son un auténtico interrogatorio y pasan por varias fases.

Fase de Ubicación: lo primero es hacer un estudio de la situación, para lo que hay que saber: dónde está, con quién está y cómo es el entorno.

Fase de Qué estás haciendo: después hay que saber qué está ocurriendo. En esta fase no importa lo que diga la niña, sino lo que la madre piense.

Ejemplo real 1
-¿Y has cenado ya, mi amor?
-No
-Ya lo sabía… te han llevado al McDonald´s, ¿a que sí?
-No…
-Lo sabía… ya lo sabía mamá

 

Ejemplo real 2
-¿Y estás malita?
-No… ¿por qué?
-Porque como siempre te pones malita con papá…
-No…
-Lo sabía… es que no te cuidan nada

 

Fase de No te dejan hablar conmigo: como la niña responde sin darle mucha coba, la madre entiende que no le dejamos hablar y se monta su peli.

Ejemplo real 3 
Estamos en un restaurante con hilo musical…
-¿Qué se oye? ¿Hay música?
-Sí
-Claro, te han puesto el iPad para que no hables conmigo, ¿verdad, amor?
-No…
-Ves, ya sabía yo que sí. Vete de donde estés, escóndete y di que te dejen hablar con mamá
-¡¡Que me dejéis hablar con mamá!!

Fase de DespedidaLas despedidas son el momento más intenso. La madre le dice que la quiere. La niña le dice que la quiere. Se oyen los muaks, los besos, los te quiero, las canciones que solo saben ellas y le recuerda que la quiere y que mañana llamará otra vez y que, si no llama, será porque papá no le ha dejado. Cuando cuelgas ves que lleva 10 minutos de conversación que te han parecido 37.

 

Cuando está con la madre…

Cuando está con la madre, como ocurre también en los intercambios de vacaciones, todo es mucho más rápido y aséptico.

Ejemplo 4
-¡Hola! ¿Qué tal estás?
-Estoy muy ocupada con MI mamá. Adiós.
-Pi, pi, pi, pi…

 

Ejemplo 5
-Hola, bonita, ¿cómo estás?
-No quiero hablar contigo, me estoy divirtiendo. ¡Adiós!
-Pi, pi, pi, pi…

 

Ejemplo 6
-Hola, bonita, ¿qué tal? ¿Sabes que…?
-No te quiero, me pegas, ¡malo!
-Cariño… pero habla… (se le oye decir a la madre en una pirueta de cinismo exacerbado)
-Pero si es papá… -responde extrañada la niña.
-Pi,pi,pi,pi

 

Como os  decía, todo es mucho más sencillo y rápido.

 

¿Conclusión?

A mí las llamadas no me gustan nada, es más, me harían un favor si las prohibieran o las redujeran porque son un auténtico calvario. El día que llama la madre porque sabes que va a manipular; y el día que llamamos nosotros porque terminamos muchas veces muy afectados y se te quitan las ganas, pero bueno.

De todos modos, aunque os duela que a una de las partes le diga abiertamente que le quiere y a la otra no (ya seáis el padre o la madre), pensad que lo mejor para el niño es que tenga libertad para expresar sus sentimientos. Un niño de 3, 4, 5 ó 6 años, como ha tenido la nuestra durante todo el proceso, no sabe no querer a su padre o a su madre. Su instinto les hace quererles por defecto, por lo que cuando hacen ese tipo de cosas las hacen influenciados.

No importa si a vosotros os dice que no os quiere, que le pegáis, que sois malos… Es una forma que los niños que viven en esta situación tienen de «sobrevivir». Solo hacen suyo lo que escuchan, o lo que le dicen, o lo que le dicen que diga. Al final, los niños son unas víctimas de todo esto y copian comportamientos, no lo olvidéis.

Sé que estas llamadas son dolorosas y que muchas veces duele ver cómo quiere a uno y al otro no, pero no es exactamente así. Los niños quieren a los dos (a su padre y a su madre) porque no saben otra forma de hacerlo, pero no siempre lo pueden manifestar. En vuestra mano está ayudarles a que manifiesten ese cariño y ese amor sin miedos, al menos cuando estén con vosotros.

Ánimo para estas vacaciones a los papás y las mamás divorciados que estén en esta situación. Y a quienes estén en el lado oscuro, ¡ojalá os caiga una macetilla en la cabeza, queridos!