¿Hasta dónde tiene que llegar la implicación de las madrastras en temas del cole? El otro día se planteaba esta cuestión en Twitter. Surgía a raíz de que una de las madrastras contara que no puede asistir a las tutorías y cómo se sentía por esta razón. A partir de ahí se montó un pitote y cada una contamos qué es lo que hacemos. También hubo #MamásASecas que contaron su visión. Creo que es la primera vez que no hemos estado de acuerdo ni entre «bandos» ni entre madrastras. Y esto es bueno porque se plantea un conflicto y, a partir de ahí, varias visiones que pueden ayudarnos a ponernos en el lugar del otro.

Evidentemente todo depende del tipo de familia que se haya formado porque no hay reglas que seguir a rajatabla. Y, además también depende de las negociaciones o los acuerdos a los que lleguen las dos partes de la familia del menor.

Por ejemplo, una madrastra contaba que la madre de su hijastro le pide que se involucre también en las tutorías puesto que durante el año también le ayuda, como y ella y su padre, con los deberes. Eso sería ideal. Si #SuMadreQueSoyYo me tendiera esa mano, yo me implicaría encantada, pero esa no es nuestra situación.

Hoy os voy a contar cómo lo hago yo, que como ya adelanté en la conversación que mantuvimos en Twitter, soy muy punkarra y muy pasota en estas cosas. Eso no quiere decir que la mía sea la mejor fórmula, para nada, simplemente es la que a nosotros nos funciona por nuestra casuística, nuestras necesidades, nuestro grado de conflicto y, sobre todo, en la que yo me siento cómoda porque si algo tengo claro es que:

 

Voy a tomar las “responsabilidades” que yo quiera y hasta donde yo quiera. Y si en un momento dado no quiero seguir asumiendo esa “responsabilidad”, la dejo y punto.

 

¿Hasta dónde me implico como madrastra en temas del cole?

En temas del cole, que era lo que se planteaba, yo lo tengo claro: la niña tiene un padre y una madre que son quienes se tienen que responsabilizar de esas cuestiones y de su seguimiento. Y eso lo aplico a todo. ¿Por qué? Porque nuestro nivel de conflicto es altísimo y yo prefiero mantener un perfil bajo. Si el hecho de que le haga un peinado bonito para ir al cole ya supone un cisma porque su madre se lo deshace y le fastidia que la peine yo, imaginaos lo que ocurriría si quisiera meterme a decidir temas que, por otro lado, no tengo por qué elegir porque no es mi hija. En cualquier caso, insisto: esta es mi opinión por nuestras circunstancias. En otros casos, no puede ser tu hija, pero puedes decidir como un miembro más de la familia. Eso sería lo ideal.

Hacer los deberes

Cuando está con nosotros, la niña estudia por las tardes con su padre y es él quien se encarga de hacer todo lo relacionado con el cole: le prepara el almuerzo, está pendiente de que no se deje ningún libro, hace con ella los deberes, las actividades de refuerzo, etc. Lo hace porque desde el principio ha querido hacerlo de la forma más activa posible (en eso consiste también criar).

Obviamente, vivimos en familia y al final todos colaboramos. Y, desde luego, si un día no puede estudiar con ella, lo hago yo, pero siempre de forma puntual. Su padre se encarga de eso habitualmente y la niña tiene identificado a su padre con esas tareas de responsabilidad.

 

Tutorías

A las tutorías asisten el padre y la madre (siempre por separado). Yo no aparezco por ahí por varias razones: en primer lugar porque creo que eso es un tema de ellos; y en segundo lugar porque creo que con que vaya uno por parte de cada casa sobra. Es más, no quiero ni imaginarme lo que podría ser ir a una tutoría, decirle a mi chico lo que me ha dicho la profesora, que #SuMadreQueSoyYo dijera que eso no es lo que le han dicho a ella, que tuviera que volver mi chico para confirmar que le han dicho lo que le he dicho que me han dicho… y que termináramos en los Servicios Sociales porque el padre se desentiende de las tutorías y lo delega en su novia. Ni-De-Coña.

Obviamente, si hubiera un día en el que mi chico no pudiera ir e impepinablemente tuviera que ser ese día o nunca más porque no se pudiera cambiar la fecha de la reunión bajo ningún concepto, iría yo. O si él me pide que le acompañe por cualquier razón de peso, lo haría. Pero, generalmente, creo que no es necesario. Además, creo que para el profesor ya es bastante cacao tener que duplicar reuniones y gestionar el conflicto que existe entre las partes como para que haya un actor más.

Esta situación no me genera ningún conflicto interno ni externo. Es decir: no ir a las tutorías no me hace sentir que estoy menos implicada, ni me parece un feo porque mi grado de implicación con la niña en el día a día sea alto. Tampoco me hace sentir culpable porque piense que me estoy escaqueando. No. Simplemente, tal y como yo entiendo esta relación, eso es un tema que afecta a la Patria Potestad y ahí juegan su padre y su madre. Por eso creo que:

 

Es obligación de ambos atender esas cuestiones y no mía, del mismo modo que, si las desatendieran, sería culpa de ambos y no mía.

 

Aparte de eso, si además puedo ser una fuente de conflicto adicional, prefiero evitarlo.

Y, eso sí, cuando vuelve de la tutoría le pregunto qué tal ha ido y me cuenta. Y, si hay que tomar medidas en algún tema, yo me implico, colaboro y siempre estoy ahí. Pero no tengo presencia ni poder de decisión ni implicación a ese nivel.

 

Extraescolares

El tema de las clases extraescolares también salió. ¿Por qué no puedo elegir extraescolares si estoy implicadísima?, se planteaba una de las madrastras.

Yo no elijo extraescolares por la misma razón que exponía arriba. Eso es una labor de su padre y su madre y bastante movida tenemos ya como para que entre yo a opinar. Lógicamente, mi chico me hace partícipe y me dice: “pues he pensado que esta le puede gustar” o “¿qué te parece esta otra?” o “¿crees que esta le gustaría?”. Incluso le puedo decir: “Pues yo no la apuntaría a esa por esto y por esto”, por ejemplo. Pero la decisión de la extraescolar que tiene que elegir es de él y no insisto lo que yo piense.

 

El sentimiento de exclusión de la madrastra

El rol de la madrastra es un rol complicado y si hay un sentimiento que se tiene en muchas ocasiones es el sentimiento de exclusión porque normalmente una madrastra tiene buscar su lugar en una familia que ya está constituida, entre unos niños que están viviendo una situación como un divorcio, etc. Eso hace que a veces puedas no saber cuál es tu lugar y tengas la sensación de que das mucho y recibes poco.

Yo he de reconocer que jamás he tenido esta sensación. También es cierto que no me he puesto a gestionar o valorar mis expectativas respecto a esta cuestión, pero en cualquier caso, siempre me he sentido muy acogida en todos los ámbitos de la familia, así como por parte de la niña. Eso, unido a que no me como la cabeza con cuestiones relacionadas con la exclusión, hace que vea todo esto con mucha distancia.

A lo largo de otros post he abordado el tema de las expectativas como madrastra, que creo que es importante. A veces hablo de “madrastras” en general, pero intento siempre aplicarlo a mi caso porque es un caso concreto, con una casuística concreta y que no representa, obviamente, a todas las madrastras aunque muchas se sientan representadas.

En este sentido yo intento ser consciente de cuál es mi papel y hasta dónde puedo llegar. Me pongo límites para saber qué límites no quiero traspasar y respeto totalmente el papel de su madre (como madre y progenitora, aunque no suela compartir sus decisiones) e interferir lo menos posible en él con el fin de evitar conflictos adicionales y separar ambos roles.

Como veo que esto da para un post específico, si os parece, lo dejo aquí y otro día lo retomo para hablar de estos límites que yo he decidido ponerme para tener un rol sano con la niña, con la madre, con mi pareja y conmigo misma (y que me funcionan a mí, pero no tienen que funcionar a otras) porque, sinceramente, creo que mi clave de supervivencia como madrastra está en eso: en las expectativas y la asunción (o no) de determinadas responsabilidades.

 

Dicho esto, es importante aclarar, que los disfraces más chulos corren de mi cuenta y tengo una competi soterrada con #SuMadreQueSoyYo, pero eso lo contaré en otro post. 😉