-¡Tú me pegas! Patadas y puñetazos.

-No, yo no te pego.

-Sí…

-Sabes que no. No podría pegarte nunca porque sentiría un dolor inmenso aquí, en el corazón. Y papá también. Ninguno seríamos capaces de hacerte eso.

-¿Qué es un dolor inmenso?

-Un dolor muy grande. ¿Tú podrías pegar a alguien a que quieres mucho?

-Vale…, pero por lo menos no me pegues.

 

Manipulación Infantil

Esto ocurrió ayer, a la hora del baño, cuando envuelta en su albornoz y mientras la secaba decidió ensayar sus mantras. Esos mantras con los que se siente tan contenta porque tiene la esperanza de que algún día los suelte delante de un juez. Tan pronto como termina de decirlos se le olvida y se pone a hacer otra cosa.

No sé si fue un ensayo, una broma (aunque no tenía cara de broma) o simplemente intentaba comprobar si yo me pongo tan contenta como su madre cada vez que le dice algo así. Porque sí, se pone contenta, hace aspavientos y le dice cosas preciosas sobre cuánto la quiere (ella misma, la madre, se ha encargado de contarlo). Pero no, no me puse contenta. Me dolió el alma, a mí y a su padre cuando se lo conté, y eso que estamos acostumbrados y ya pocas cosas nos sorprenden.

Cuando me fui a los 30 minutos, se enganchó a mí como un koala a una rama de eucalipto.Y me dijo que me quería (más que yo a ella porque ella siempre es más en todo). Y su padre, que estaba en la cocina haciéndole la cena, me miraba. Y yo le miraba. Tenía la sensación de que nos mirábamos con una pena infinita. Igual solo era cansancio y agotamiento mental.

Con su batita y el gajo de la mandarina a medias salió al descansillo a despedirme porque le gusta gritarme «Te quiero» (y yo a ella) cuando se cierra el ascensor. Y nos oímos los «tequieros» desde el sexto hasta el segundo. Lo comprobé esa misma tarde de nuevo tras ver cómo lo hacía con su padre. Nos escuchamos incluso cuando solo queda un leve hilo de voz.

Supongo que anoche su madre durmió tranquila. Yo también. Cada una satisfecha por lo que está haciendo y por lo que está consiguiendo. Cada una conforme con sus valores. Cada una con lo que entiende por querer a una hija (o querer a una niña de la forma más parecida que se puede querer a una hija).

 

#StopManipulaciónInfantil