Todos mentimos, pero los hijos de padres divorciados que se ven inmersos en un conflicto de lealtades estratosférico mienten mucho más. Realmente llega un momento en el que no sabes si lo que ves de ellos es la realidad o lo que ellos quieren que veas. O lo que es peor, si solo ves lo que ellos esperan que veas o creen que quieres ver. No sabes si fingen ante ti.
Mi hijastra miente mucho, aunque para que no le crezca la nariz ni se le pongan las manos rojas ha desarrollado una respuesta tipo que, es una mentirijilla, pero que le evita tener que desarrollar la mentira. La frase es:
No me acuerdo
Cuando le preguntas algo que ella cree que puede generar un conflicto, dice: «No me acuerdo». Cuando le preguntas algo que sabe que no puede contar, dice «No me acuerdo». Y punto. No hay más. Es su forma de hacer equilibrios en esta relación tan complicada.
Esta táctica se torna desesperante, cómica, triste… dependiendo de la ocasión; pero no hace más que evidenciar lo que hemos hablado tantas veces: el efecto que el conflicto de lealtades genera en los niños.
Hambrienta y sedienta
Recuerdo que en una ocasión se puso mala. Su madre, como siempre, entró en cólera y culpó al padre del catarro porque en su mundo los virus, bacterias, etc. no tienen cabida. El mayor virus es su padre.
Cuando estaban frente a la pediatra, la madre se dedicó a desdecir al padre en toda la información que aportaba: que si tenía fiebre desde hacía varios días, que si no había comido en todo el fin de semana… Llegó un momento que dijo:
«Me ha dicho que lleva cuatro días sin comer nada. Sin comer y sin beber porque tampoco le han dado agua».
Mi chico le recordó a la niña lo que habíamos comido esos días con anécdotas que había habido y la niña dijo:
No me acuerdo
¿No te acuerdas de si has comido estos días?
No
(Yo sí me acuerdo: comió como siete camioneros).
Esto le sirvió a la madre para autoafirmar su tesis: la niña llevaba cuatro días con sus cuatro noches sin comer y sin beber. Si ponemos un cero a la derecha, habría estado como Jesucristo en el desierto: cuarenta días y cuarenta noches.
Como comprenderéis, entrar a razonar con la madre, a sus cuarenta y tantos, sobre si tienes a una niña sin comer y beber durante cuatro días es inútil. Sobre todo porque, por sí misma, no llega a la conclusión de que eso es imposible, pero, ¿hay que entrar a razonar con la niña tras esta trola?
¿Hay que preguntarle por qué miente?
Pues mirad, no sé si hay que preguntarle o no. Realmente, tratar con un niño que sufre un conflicto de lealtades de este calibre es muy complejo. Nosotros no lo hacemos. Quizás lo más fácil (y lo que te pide el cuerpo) sería coger a la niña cuando volviera a casa y preguntarle por qué dijo eso si sabe que no es así. Pero eso sería obligarla a dar explicaciones sobre una decisión que sé que para ella es automática, pero no por ello fácil.
Durante todos estos años, ante situaciones como esta y otras, siempre le hemos dicho que no se preocupara, que hiciera lo que tuviera que hacer porque nosotros la querríamos igual. Lo hemos hecho en un intento de descargarle culpa.
Sabemos que para ella no es fácil y que una niña de seis años no puede soportar esa responsabilidad de qué hacer o qué decir para no hacerle daño al otro. ¿Imagináis lo que sería estar en esa situación, por ejemplo, entre dos hermanos o entre dos amigos sin saber qué puedes decir o qué hacer? Es realmente agobiante. Pues imaginad eso cuando estás entre tus padres y tienes seis años.
Por este motivo nosotros no le preguntamos. No queremos que lo vea como un reproche. Sabemos que ha mentido y ella lo sabe también. Sabemos por qué lo ha hecho y ella, consciente o inconscientemente, también. La única que no lo sabe es su madre, que en su fantasía, sigue creyendo que esto es posible. Es más, por lógica esperamos que sea la madre la que, en un acceso de cordura y amor por su hija intente desmontar la trola:
¿Pero cómo vas a llevar 4 días sin comer ni beber? Hija, ¡por favor!
Por estas razonas nosotros no le pedimos explicaciones. Si hay ya una parte tirándole de un brazo, no vamos a tirar nosotros del otro. Esto no es la parábola de Salomón y no vamos a dar pie a que la partan o se parta en dos.
La verdad es que no sé si la postura que mantenemos es la adecuada o no, pero es la que estamos siguiendo. Creemos que, por ahora, es muy pequeña para abordar este tema. Si en un futuro continúa así (o empeora), supongo que tendremos que hablar con ella. ¿Vosotros qué hacéis?
12/04/2019 at 11:05
Pues yo creo que no es la postura correcta aunque quizás sí sea la menos dolorosa para la niña.
Por mi experiencia en una situación similar – mi hijastro con 7 años mentía como si bebiera agua por motivos similares – no conozco cuál hubiera sido la mejor solución (Bueno, sin la conozco: no llevarle a esa situación pero eso está en las manos de una SMQSY, no en las de los demás). A día de hoy tenemos el mismo problema tamaño XXL: tengo 15 años y, cuando me quiero salir por la tangente, miento y como además ya es un hábito muy arraigado, miento en muchas más cosas de las que debería, lo hago casi por sistema. Y eso, ya es algo complejo de solucionar.
Mucha suerte
12/04/2019 at 11:43
A nosotros nos pasaba algo parecido, preguntas tontas con respuesta no se, no me acuerdo. Pero la traca fue cuando nos dijo que ella no mentía que solo ocultaba la verdad. Eso fue con 9 años, ahora con 15 la verdad q ya nos da igual xq tenemos claro q miente x imposición de su madre, tipo uy no se lo digas a tu padre q ya sabes como es, como se pone etc.
Lo bueno es q cuando se relaja hablando nos cuenta muchas cosas xq sabe q nosotros nunca lo usaremos como arma arrojadiza y q siempre le hemos dicho q de nosotros cuente lo que quiera q no tenemos nada q esconder, creo q eso la relaja, aunque a veces vuelven los no se, no me acuerdo…….
12/04/2019 at 16:46
Nosotros estamos exactamente en la misma situación, el otro día le dijo a su madre que la habíamos dejado sola en casa. Tiene 7 años. Se quedó 2 horas con la señora que limpia en casa. No sé muy bien la razón de mentir. Nosotros optamos por no regañar pero hablar con ella y explicarle que si miente luego no vamos a saber cuando dice la verdad o no etc etc.. Nuestro principal pánico es que no se convierta en sumadrequesoyyo. Nosotros Le explicamos lo que está bien y lo que está mal. Luego ya que ella decida. Aqui otra mamadrastra desesperada con las autenticas barbaridades de sumadrequsoyyo ?
12/04/2019 at 12:16
Ayer mismo vi a mi hija como jamas la había visto. Tiene 6 años también y supongo que el veneno tiene un límite.
El “no me acuerdo” es una ley en estos niños. Yo creo que hay que dejarles tranquilos, y que al menos estando con nosotros no sientan esa presión. Es difícil, porque aún haciendo esto, cualquier cosa puede ser utilizado en nuestra contra. Ayer mismo, descubrí que a mi hija le agobia que el martes al despedirme le diga que el jueves la vuelvo a ver. Algo insignificante pero que puede ser el detonante de que explote la presión que recibe por todo en la otra casa.
Creo que la única solución es que se les deje crecer tranquilos, al menos en lo que a nosotros nos compete.
Saludos.
12/04/2019 at 13:53
El nuestro también miente, sabemos que es por culpa de la madre que es súper mentirosa, no solo con cosas del niño, con todo. Pero el verano pasado llegó al máximo nivel, él no miente y luego dice no sé, no, él las mentiras (o no, no sabemos, lo mismo son verdad) se las inventa y se las cuenta a cualquiera, la última a una amiga mía. La contó que si su madre le pilla mandándole whatsapps a su padre le regañaba, y que se lo contaba a ella por que se sentía a gusto y seguro, mi amiga preocupada me lo contó y yo que también soy hija de padres divorciados quise hablar con él y le pregunté por lo que le había dicho a mi amiga, me dijo que era verdad y después su padre le descubrió contándole todo a su madre y diciéndola que yo le había preguntado y que a me había dicho que era verdad para que yo no me enfadara con él, y que claro que ella sí le deja escribirse con su padre, cosa que no hace nunca, obviamente no la contó que se lo había dicho a mi amiga. Es muy enrevesado, su padre y yo no sabemos que pensar, la verdad que es un tema difícil
12/04/2019 at 19:20
La mia tiene 13 y llevamos separados desde que ella tenía 6. No sé la situación con su madre, pero con nosotros, siempre he dejado que hablara todo lo que quisiera, fuera lo que fuera. Cuando he intuido por su cara, que ella pensaba que podría haber algún tipo de réplica o reproche por mi parte, siempre me he mantenido firme en mi postura: «sólo son opiniones, tuyas, de mamá o mías, pero cada cual puede expresar libremente la suya y todo va a seguir igual».
Creo que ha sido una buena técnica y, aunque escucho cosas que me parten el corazón y me demuestran su eterna lucha interna de «mamá o papá», intento transmitir constantemente y sin excepciones lo mismo: «solo son opiniones y no hay que elegir entre mamá o yo, absoluta y totalmente siempre estaremos los dos a tu lado y no tendrás que estar constantemente de acuerdo con ambos, tendrás momentos de mamá y momentos míos. Es lo normal.»
También he de aclarar que mi relación con su madre, mi exmujer, es cordial. Me cuesta mucho que sea así, pero seguiré haciendo todo lo necesario para que se mantenga así. Creo que un niño nunca, nunca jamás, debe sentir la, mal llamada, «guerra» de sus padres separados.
14/04/2019 at 08:43
Hola, es la primera vez que veo tu blog y la verdad me encanto, a mi me está pasando lo mismo y ahora entiendo muchas cosas de mi hijastra que también tiene 6 años y la quiero mucho y me duele que esté pasando por tantos conflictos emocionales. HaSta ahora mi esposo y yo estamos haciendo lo mismo que ustedes y esperamos que conforme vaya creciendo pueda ir cambiando esta situación.
15/04/2019 at 11:21
Mi hija tiene 12 y también me miente. Incluso con regalos por ejemplo si le regalo algo y le digo llevatelo para usarlo en casa me dice q sí muy contenta y luego lo deja escondido en el armario. Y cuando le pregunto siempre es lo mismo lo olvidé o no tengo donde ponerlo. Luego en mi casa es una niña super feliz y habladora y cuando la llamo por tlf es como un robot no sale de tres o cuatro palabras q ya me aprendí vale venga bien mal adios. Yo siento como q allí está coartada su libertad de expresión pero ella lo niega me dice q está cansada o no tiene nada q contar o cualquier otra excusa. Pensáis q esto puede volverse en contra de su madre pq la mantiene en un pedestal aunq la madre le niegue cosas tan básicas como acudir al cumple de sus hermanos si no cae en el finde q está conmigo. Me da miedo que cuando crezca más termine no queriendo venir y su madre consiga separarla de mi para siempre ya lo hizo 5 años de su infancia.
05/10/2019 at 16:50
Mi hijastra tiene 10 y pese a que aquí funcionamos como una familia normal, cuando vuelve a casa de su madre vuelve todo lo malo. Yo la cuido como si fuera mía, le compro lo que necesita y siempre hablamos su padre y yo de lo mejor para ella. Bien, sé que el conflicto de lealtades es muy complicado pero he perdido el punto de vista inocente del asunto. Entiendo que tenga que protegerse o tener a sus papás contentos. Su madre me odia y ella se inventa lo que sea para desacreditar mi función, por culpa de esto ha hecho que nos mandaran a u psicosocial en el juzgado, con intención de quitarnos las visitas y que yo no esté en contacto con la niña. Hace 6 años que se separaron. Tristemente ella sabe lo que hay de los dos lados y siempre soy yo la que tiene que cuidar hasta respirar para que no me acuse de que no tengo buen trato. Es un desafío constante
Ya no sé cómo reaccionar cuando me reta. Ella siempre tiene razón y manipula a su padre como quiere. Nada de lo que hago es suficiente… Es verdaderamente triste asumir un compromiso basado en el amor y que por contra duela tanto.
Gracias