Las psicólogas de parte extrañas, o psicólogas de circuito privado extrañas, son, para cualquier #SuMadreQueSoyYo que se precie, lo que la levadura para el pan: un filón. Es más, si la señora madre padece un déficit de escrúpulos lo suficientemente importante, se convierten en un recurso tremendamente perverso porque, del mismo modo que la progenitora puede no tener límites, las psicólogas contratadas que le hayan dado oídos a ciertas locuras, tampoco. Será que esos informes se pagan muy bien.

 

Psicólogas de parte extrañas para evitar la Custodia Compartida

Las psicólogas de parte extrañas son tremendamente «útiles» para evitar la pérdida de una custodia exclusiva materna (añado materna porque cuando se la dan al padre es porque el riesgo del menor es vital e inminente).

Como comenté en una ocasión, en este país la Custodia Compartida se impide y obstaculiza, de estos dos modos (entre otros): generando conflicto e intentando demostrar que el padre (en este caso) es peligroso para el menor o para la madre. Por eso hay muchos progenitores (en nuestro caso la madre) que no tienen ningún escrúpulo a la hora de hacer una ruta turística por los diferentes especialistas que les quieran escuchar y que estén dispuestos a dar soporte a esta carnicería emocional para el menor.

Por eso, si estás en un proceso de divorcio contencioso y has pedido la custodia compartida, ya puedes sacar tu Gadgeto Skills para prevenir dos cosas: primero, las denuncias instrumentales, un must para tu fondo de armario de divorciado; y segundo: las visitas a psicólogos de circuito privado o de parte extraños (a veces ni están colegiados) para dar soporte adicional a estas denuncias y/o nuevas cuestiones que puedan surgir y que serán una oda a la creatividad como jamás antes hayas visto.

 

Así es un peregrinaje de libro por las psicólogas de parte

El peregrinaje de una #SuMadreQueSoyYo de libro por las Psicólogas de Parte extrañas tiene que cumplir una serie de requisitos (por supuesto, esto se basa en nuestra experiencia):

Solo especialistas mujeres

Desde que comenzó el divorcio, la niña no ha visitado ni a un solo especialista varón (a excepción del trabajador social que nos está tratando a través de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Madrid y en cuya elección, obviamente, no ha podido inflluir la madre. En el resto, todas las especialistas a las que ha visitado son mujeres). Estas son las especialistas relacionadas con todo lo que puede influir en la creación de informes que den soporte a sus intereses particulares respecto a la custodia y que no tienen por qué estar alineados con los del menor. A saber: psicólogas, neurólogas, pediatras, etc. Bien es cierto que el ámbito pediátrico presenta un número de especialistas mujeres sensiblemente superior al de varones, pero siempre que hay que hacer un informe para el cajón los informes de Hagamos del Padre un clon de Jack El Destripador, opta por mujeres.

¿Qué es lo que busca en esta elección? En mi opinión, empatía. Es imposible que una mujer, probablemente madre y en caso de que no, con un instinto desarrollado o una vinculación importante hacia el ámbito pediátrico, no se conmueva al escuchar sus historias de terror -nunca fundamentadas, nunca demostradas y cada vez más virulentas. Es más, ¿quién va a negarle ayuda a una madre aparentemente coraje y destrozada (léase también aquí el «aparentemente») que se presenta en una consulta para que la ayudes?

No las culpo, es normal intentar ayudar a un paciente y optar por pensar que quien tienes enfrente es una madre coraje y no una madre enajenada. También es normal que sea difícil de creer que haya personas capaces de llegar a esos límites (aunque cuanto más hablo con abogados, jueces, fiscales y psicólogos forenses del ámbito de familia, más confirmo que es bastante corriente. Al menos, no les sorprende en absoluto). Pero bueno, también creo que hay muchos especialistas que tienen un filón laboral dando cobertura clínica en estos casos. Y, a pesar de todo, hay unas normas que no se pueden romper.

 

Tratan al menor sin el consentimiento de ambos progenitores

A esto me refería con lo de las normas. Lo relacionado con la salud física y psicológica del menor pertenece a la Patria Potestad, normalmente compartida por ambos progenitores. Esto significa que un progenitor, aunque sea el custodio y se crea que todo el campo es orégano, no puede de forma unilateral someter al menor a ningún tratamiento o intervención sanitaria (a no ser que sea urgente) sin el consentimiento ni conocimiento del otro progenitor.

Los psicólogos están obligados a contar con el consentimiento de ambos progenitores para tratar o hacer una valoración sobre un menor, sin embargo no siempre es así. Las psicólogas de parte con las que nos hemos cruzado en nuestro camino (siempre a instancia de los intereses de la madre) nunca han solicitado el consentimiento al padre para una exploración o un tratamiento (y se ha sometido a la niña a tratamientos de meses).

Nosotros, por ejemplo, nos hemos encontrado informes de psicólogas de parte descorazonadores realizados con el único testimonio de la madre y sin ver la relación de la niña con el padre. Obviamente, tan pronto como han llegado al juzgado, han caído en la papelera, pero el disgusto te lo llevas, no ya por lo que pone, que suele ser monstruoso, sino por lo que haya tenido que pasar la peque, que es una niña, no una cobaya.

 

Nunca verás vídeos, ni grabaciones, ni nada de nada

Esto también es importante. Los informes de estas psicólogas de parte extrañas harían que te apedrearan en la plaza del pueblo, y no te digo ya en Twitter, pero solo contienen manifestaciones y cosas que supuestamente han oído. Relatos de la madre y de la propia psicóloga sobre lo que supuestamente ha visto durante las consultas, pero jamás se aportan vídeos, grabaciones, etc. que demuestren que efectivamente, el menor ha hecho o dicho tal cosa. Es una cuestión de fe y bastante raruna si además tienen pensado aportar esas pruebas en un juicio, pero bueno, supongo que se acogen a esa máxima de: soy una madre coraje, ¿por qué tengo que demostrar que lo que digo es cierto? o ¿Por qué no basta con mi palabra? o ¿Alguien piensa que una madre amantísima sería capaz de mentir sobre esto? Pues sí, sí lo son.

 

La Clínica Médico Forense del Juzgado es Belcebú

Si algo no le mola nada a cualquier #SuMadreQueSoyYo que se precie es un informe forense del juzgado cuando echa por tierra la palabra de sus psicólogas de parte y de cabecera. Es más, normalmente, no tienen reparos a tacharlos de escasos, partidistas, manipulados… Si estás en ese momento, es hora de que saques las palomitas.

En nuestro caso, el informe de la CMF (imparcial y hecho con conocimiento de todas las partes) decía claramente que la madre había manipulado a la niña para su testimonio (inducido, según las producciones gráficas -dibujos que le había enseñado a dibujar de una forma muy concreta-). Esto chocaba con el informe de presentado por la madre, que describía una realidad aterradora. Como supondréis, la madre y su escudera (su señora abogada), no dudaron en decir: ¡Cómo osan a decir que mi clienta manipula! Bueno, me pillé un empacho a palomitas y encurtidos con aquel recurso. Obviamente el juzgado de Instrucción la mandó a tomar viento y la Audiencia Provincial añadió que fuera viento fresco. Afortunadamente, creo que por nuestro caso la forense todavía no ha recibido una denuncia de ninguna asociación por no jalear a la madre.

 

…Pero no todas las Psicólogas de Parte son extrañas ni iguales

No, no lo son. Como en todos los ámbitos hay profesionales buenos y malos; dispuestos a tangar o a hacer las cosas bien; dispuestos a ayudar o solo a cobrar. Y en el ámbito de la psicología hay especialistas fantásticos y, lo que es más  importante, conscientes de lo decisiva que puede ser su intervención o su valoración para el futuro de un niño y de su familia.

No puedo decir que hayamos tenido mala suerte, obviamente la madre ha buscado a aquellos profesionales que la han querido escuchar y han entrado en su juego (como con los abogados, que ha despedido ya a cuatro). Pero no, ni todas las psicólogas de parte dan pie a esas cuestiones; ni todos los profesionales de la Psicología que entran al trapo son mujeres (han sido mujeres en nuestro caso porque es lo que prefiere la madre), ni todos los psicólogos utilizan las malas artes de este tipo de psicólogos extraños, ni todas las madres o padres divorciados someten a sus hijos a una carnicería emocional y psicológica para salirse con la suya.

Pero lo dicho: no os fiéis de un psicólogo que se preste a tratar al menor sin el consentimiento ni conocimiento de ambos (tampoco si eres tú quien lo contrata). Y, en segundo lugar, evitad llegar a este punto. Las cosas son siempre más fáciles y los intereses del niño deben estar siempre en el centro (y no tienen por qué coincidir con los vuestros o con vuestras apetencias).

 

Pd. Por cierto, no olvidéis que podéis denunciar esta práctica en el Colegio de Psicólogos.