Algunos de los misterios que rodean nuestro día a día y, al parecer, el día a día de muchos de quienes convivimos con una #SuMadreQueSoyYo, son el misterio de las camisetas interiores y el misterio de la ropa crecedera. En realidad, todo se reduce a un único misterio:

 

Qué diantres pasa con la ropa

 

Leyendo los dos misterios de los que hablaba, podrá ser que haya gente que piense:

 

Esta petarda no está a gusto con nada. Si la ropa es pequeña, porque es pequeña; si es grande, porque es grande. El caso es quejarse.

 

Bueno, yo creo que es más acertado decir que entre un calvo y dos coletas hay un término medio.

 

El colegio ha comenzado y #SuMadreQueSoyYo ha decidido sacar a oreo toda la ropa que desde hace dos años ha tenido guardada en un cajón (no sabemos muy bien con qué intención). El caso es que el otro día la vi llegar de clase con una camiseta tan petada que, por un momento, no sabía si frente a mí tenía a mi hijastrita o a Rafa Mora.

Con la tripa y los riñones al aire, y con el brazo a punto de estallar, escandalizada como únicamente puede escandalizarse una madrastra que, aparentemente está de vuelta de todo pero en realidad no, fui a mirar el tallaje de la camiseta. Casi me da un síncope cuando vi que la talla era de tres años. Una camiseta de tres años para una niña de siete crecidita. Todo en coherencia con lo que es nuestra vida.

Tras cuatro años no he conseguido comprender qué ocurre con la ropa. A qué se debe esta obsesión por poner ropa rota, sucia, pequeña, enorme… ¿Tan difícil es comprar ropa normal, de su talla?

El otro día, mientras nos volvíamos locos buscando una camiseta porque se ha quedado todas y solo nos quedaban las de 3 años, me decía mi chico:

 

Es que por no darme una camiseta, no viste a su hija.

 

Y ahí puede que esté la razón.

 

¿Cómo lo hemos solucionado? Comprando ropa que sabemos que nunca va a volver. No nos queda otra.

 

¿Qué hacer con la ropa cuando tienes la custodia?

El tema de la ropa es algo bastante recurrente por lo que he podido hablar con varias madrastras, principalmente padres y también madres divorciadas. Como sabéis, el progenitor que tiene la custodia está obligado a proporcionar ropa a la parte no custodia. Esto es: ropa para días de diario, para fines de semana y vacaciones. Para esto, entre otras cosas, se paga la pensión y por eso la parte custodia debe responsabilizarse de este tema.

Esto es algo que pocas veces se cumple y una batalla perdida. En nuestro caso, no solo no nos proporciona ropa, sino que se queda la que compramos. Ante esto hay dos posibilidades:

 

Que la niña venga con la ropa puesta del cole…

…la lavemos y al día siguiente vuelva con la misma ropa (cosa que solo puedes hacer en primavera y verano).

Tener ropa en casa para cambiarla…

…y ver cómo, hábilmente, empiezan a desaparecer cosas y te vas quedando, una vez más sin ropa, bien porque te la devuelve con ropa rota que tenía almacenada, por lo que tienes que suplirla; bien porque te la devuelve con ropa pequeña que tenía almacenada, por lo que tienes que suplirla; bien porque le pone ropa de pleno invierno a finales de junio y tienes que suplirla para que no se te muera de una lipotimia (o al revés, porque le pone ropa de agosto en diciembre).

 

Nosotros sabemos que esto es una batalla perdida, por lo que hemos decidido comprar ropa de diario cada cierto tiempo para que tenga mudas y ropa limpia para el cole e ir viendo cómo va desapareciendo paulatinamente. Estas desapariciones, aunque a veces te dan lo mismo, en otras ocasiones te hacen muy mala sangre, pero en términos generales, es lo que mejor nos va porque nos evita problemas de última hora.

En fin, que llevamos menos de un mes de cole y ya estamos hasta las mimísimas glándulas mamarias. Deseando estoy que pase el veroño para ver con qué outfit de otoño-invierno nos sorprende.