Régimen de visitas y COVID-19. ¡Ha llegado la Mundial! El coronavirus ha llegado a nuestra vida y no porque estemos infectados que, en principio, no lo estamos. El Coronavirus ha llegado a nuestra vida porque, con el cierre de los colegios, nos enfrentamos a una nueva batalla: el régimen de visitas con el COVID-19. O lo que es lo mismo:
¿Quién se queda con la niña estos días?
Régimen de visitas durante el COVID-19
Cerrar los coles por el Coronavirus ha hecho que nos enfrentemos a una casuística que no estaba contemplada en ninguna sentencia: qué hacer con los niños ante una pandemia. Tanto abogados como jueces han tenido opiniones dispares: los hay que han defendido que el régimen de visitas continúe igual; y los hay que han dicho que es mejor que se queden con la parte custodia a fin de evitar posibilidades de contagio.
En nuestro caso hemos sido partidarios de mantener el régimen de visitas y lo hemos conseguido, pero nos ha costado sangre, sudor y alguna lágrima.
En principio, #SuMadreQueSoyYo vio en la suspensión de las clases y la activación del estado de alarma una oportunidad fabulosa para pasar unas vacaciones con su hija. ¿Qué digo vacaciones? Algo mejor que unas vacaciones porque, por considerarse días no lectivos, el padre no tenía derecho a mantener ningún tipo de comunicación con su hija. Nos enfrentábamos entonces a la situación de estar sin ver y sin saber nada de la niña durante un tiempo indeterminado.
Tras mucho discutir, y tras recibir mensajes por parte de #SMQSY de todo tipo: vídeos en los que instaba a la niña a toser; fotos de la niña durmiendo porque supuestamente estaba enferma; fotos del termómetro marcando 36,5º y diciéndonos que eso ya fiebre… Tras una gymkana con abogados de por medio, conseguimos mantener el régimen de visitas. Conseguimos mantenerlo no sin soportar un circo en cada intercambio, claro.
Mi hijastra, Michael Jackson
Mi hijastra comenzó a salir de casa de su madre como si fuera Michael Jackson: guantes, gafas, gorro, mascarilla y envuelta en bolsas de basura. todo esto para recorre el metro y medio de acera que hay desde que sale de casa se su madre hasta que entra en el coche.
Recuerdo que el primer día, cuando llegó a casa y se quitó toda la parafernalia, tenía los dedos de las manos totalmente arrugados y despellejados por estar con guantes dentro de casa y lavarse las manos sin cesar con alcohol.
Así estuvimos unos días durante los cuales #SMQSY mandaba correos compulsivamente, en cuanto la niña llegaba a casa, clamando responsabilidad. Supongo que en su fantasía debía pensar que, además de montar orgías, en casa entrábamos y salíamos alegremente.
No son 15 días de encierro, es un mes
Viendo su supuesto pánico a que la niña se contagiara por ir de puerta a garaje y de garaje a puerta, y que el tema se alargaba, le propusimos tenerla los fines de semana y que estuviera con ella el resto de los días, dividiendo así la semana en dos partes.
En ese momento vio que su sueño de estar 15 días con su hija sin permitir ningún tipo de comunicación con el padre, ni física ni telemática, iba a terminar siendo, como mínimo, un mes de encierro en un piso de 80 metros cuadrados con una niña hiperactiva, por lo que su respuesta fue:
Si tú no te preocupas por la salud de tu hija, yo tampoco, así que hacemos las visitas como marca la sentencia.
¡Tócate el papo, Paco! Con lo fácil que sería decir: pues mira, no, mejor así porque así la niña cambia de aires y yo descanso, optó por lo de siempre: querer quedarse por encima como el aceite.
Así que bueno, al final hemos conseguido mantener el régimen de visitas, aunque la tenemos porculeando. Veremos…
08/04/2020 at 17:17
Por qué todas estas tiparracas son calcadas?? Dan cursos o algo?
15/05/2020 at 09:53
Sehhhh tienen que dar cursos o tienen que ser guiadas por la misma ira no es posible que todas tengamos que aguantar el mismo «modus operandí» ?
09/04/2020 at 13:41
Un calco a la que me ha tocado a mi.
A mi me birló el ultomo día, a ver qué me espera tras los días de Semana Santa…