Si eres de las valientes y de las implicadas; si eres de las que se han unido a la causa del mamadrastrismo y, pasados unos meses, todavía no has salido corriendo, es posible que comiences a pasar más tiempo con sus hijos. Al principio será maravilloso y tu instinto maternal (que en mi caso estaba absolutamente oculto), comience a aflorar y te apetezca bañarles, cenar con ellos o hacer otro tipo de planes. Tranquila, no es extraño que te resulten adorables.

Sin embargo, he de advertirte que corres el peligro de empezar a ejercer un rol de madre que no te corresponde (los sentimientos van aparte y de eso hablaremos en otro momento, pero hoy vamos a tratar el asunto con frialdad y distancia). ¿Qué quiero decir con esto? Que tú eres una madrastra y hay ciertas reglas que debes cumplir para no excederte en tu papel y no confundir roles. Toma nota.

Consejos para crear tu rol de madrastra

Tú no educas

Eres la novia de su padre, no su madre, por lo tanto, tu papel no es educarle. Los límites en casa los tiene que poner su padre: no le regañes, no le pongas normas, no intentes ser una figura de autoridad, no intentes que haga lo que tú digas. Ahora pensarás: «¡Pero tiene que respetarme!». Así es. Sigue leyendo porque hay una fórmula.

Su padre te dará tu sitio

Su padre es quien tiene que darte tu sitio frente a él. Él es quien tiene que exigirle que te respete y el que le regañará cada vez que te desaire, no tú. Él será la figura de autoridad y tu principal aliado. Si te pones flamenca, llevarás las de perder. Pero no te desanimes, si el niño es pequeño, tendrás una gran ventaja porque todavía no te verá como una usurpadora.

Juega, ríe, salta y baila

¿Las madrastras de los cuentos jugaban? No, las madrastras de los cuentos intentaban arrancarle el corazón a la princesa. Tu papel con los hijos de tu chico tiene que ser fundamentalmente lúdico (como esa tía o ese tío que todos hemos tenido y con el que jugábamos sin parar). Bien es cierto que mantener esta actitud cuando convives o casi convives con ellos es complicado, pero tu rol debe ser ese: una figura lúdica, una «amiga». Realmente es un rol bonito porque disfrutas de ellos, pero no tienes responsabilidades.

Tírate el rollo y consiénteles (casi) todo

Yo siempre digo que su padre está para educarla y yo para maleducarla. Hago todo lo que se supone que no hay que hacer: le llevo regalitos casi siempre, le doy chuches bajo cuerda (previo permiso de su padre), nos fugamos a las colchonetas antes de que venga papá y diga que es hora del baño; si vamos con la bici y se para ocho veces a buscar una mariquita, él se desquicia y yo las busco sin rechistar… Somos cómplices y aliadas.

100% alineada con su padre

Lo anterior no quiere decir que desautorice a su padre. Como decía al principio, él pone las normas y él decide, en última instancia, qué se hace y qué no. Ella sabe que estoy alineada con él y su decisión y sus normas son las que prevalecen. Por eso, siempre utilizo con ella frases como: «Para eso sabes que tenemos que pedirle permiso a papá» o «Sabes que a papá no le gusta que hagas eso». Eso sí, esto tiene una cara B: cuando hago caso omiso al punto uno y me pongo flamenca, ella me recuerda: «Aquí manda papá y tú mandas en tu casa» (aquí tendrás que echar mano al punto número dos).

Bésale y abrázale

Si ya le quieres (digo esto porque no le vas a querer de la noche a la mañana) y te apetece besarle y abrazarle, hazlo. Eso creará un vínculo muy positivo entre vosotros. Yo me la como a besos, la llevo en brazos siempre que puedo, la abrazo, le hago cosquillas… No lo puedo evitar :).

 

El rol de madrastra (o mamadrastra), tanto si los niños son pequeños como algo más mayorcitos, es complicado y vas a tener que aprender a ser una funambulista. Pone ganas, no te exijas y, una vez más, tómate tu tiempo. Puede ser que después de leer esto pienses que vas a ser un cero a la izquierda, pero no será así. Tendrás tu lugar, te respetarán, te querrán, pero estas reglas harán que las cosas fluyan mejor y que construyáis una relación sana. A nosotros nos funcionan fenomenal.