Nuestra andadura por los Servicios Sociales del Ayuntamiento ha sido terriblemente tediosa. Y aunque ha terminado de manera favorable para nosotros, ha dilatado innecesariamente un proceso que podría haberse resuelto en pocos meses de haber actuado con diligencia, pero claro: aquí quien maltrata es la madre, así que hay que darle decenas de oportunidades.

¿Cómo llegamos a los Servicios Sociales?

Nosotros llegamos a los Servicios Sociales después de que la madre iniciara un periplo por diversos organismos de Violencia de Género. Uno de ellos, el CAPSEM, la derivó al Centro de Atención a la Infancia para que aquí valoraran si el padre agredía físicamente a la niña. Nosotros nos enteramos en este punto, cuando desde el CAI llamaron para decir más o menos:

-Buenos días, llamamos porque, tras hablar con su exmujer, tenemos sospechas fundadas de que usted maltrata a su hija y vamos a iniciar una intervención.

Comprenderéis que esto, después de dos denuncias de violencia de género archivadas y otra de abusos sexuales también archivada fuera como si te cayera encima una losa de 1000 kilos. Otra vez a empezar.

Efectivamente, iniciaron la intervención pero, obviamente, no vieron indicios de maltrato más allá de las referencias de la madre. Pero todos los peritajes que se habían hecho hasta la fecha (peritaje psicosocial, CIASI, etc.) lo descartaban completamente. Y ellos también los descartaron. Sin embargo, sí creían que, al haber un conflicto entre los padres tan intenso, eso podía perjudicar a la niña. Así que iniciaron una intervención.

Fase uno de la intervención de los Servicios Sociales

La primera fase consistió en ver a los padres y a la niña por separado, así como hacer terapia en grupo con otros padres y madres (también por separado) donde contaban su vida y veían «Kramer contra Kramer «para concienciar sobre los efectos negativos del conflicto. De paso, insistían en que no había que judicializar los procesos.

-Muy bien, pero si mi exmujer me ha puesto una denuncia porque dice que abuso de mi hija y que le pego y, a pesar de que haberse sobreseído, sigue sometiendo a mi hija a tratamientos psicológicos a mis espaldas en psicólogas que hacen constelaciones familiares, ¿qué hago?

-Bueno, es importante dialogar entre vosotros, pero es mejor no judicializar -decían balbuceando

Como veis, mientras que denunciar es la base para luchar contra la Violencia de Género; en este caso, la denuncia ya no es tan buena idea. Comprenderéis que durante esa etapa hubo muchas veces en las que dieron ganas de mandarlos a tomar viento.

Mientras tanto, a la niña también la veían en sesiones individuales donde pintaba, jugaba con otros niños, decía qué le gustaba de mamá y de papá… que no le gustaba… En fin. No encontraron nada anormal.

Fase II de la intervención en los Servicios Sociales

Viendo que el tema no surtía efecto porque, a pesar de las sesiones, SMQSY dedicaba a llevar a la niña a especialistas a espaldas de todo el mundo y a pasarse sus indicaciones por el arco custodio, decidieron que era una buena idea hacer citas conjuntas. Y, sí, eso fue una gran idea porque los careos permitieron que empezaran a aflorar las mentiras de SMQSY. No es lo mismo contar una cosa sin que nadie te contradigan y con el otro delante.

No puedo pasar por alto que esta fase tuvo un inicio estelar porque SMQSY, en su papel de mujer maltratada, no podía desaprovechar la oportunidad de lanzar un mensaje de S.O.S.

-Que conste que yo esto lo hago por mi hija porque sentarme al lado de mi maltratador me está costando mucho, pero no hay nada que una madre no haga por sus hijos. Pero que quede claro el esfuerzo que hago por estar al lado de esta persona.

Media hora después ya se le había pasado el miedo y le estaba insultando, pero bueno. Tuvo su minuto de gloria.

Esta fase también fue importante porque, por primera vez vieron a los padres con la niña de manera conjunta y, claro, afloraron muchas cosas:

Primero, vieron que la niña le daba la espalda al padre constantemente cuando estaba la madre delante; que buscaba constantemente la aprobación de su madre antes de contestar a cualquier pregunta. Que ni siquiera miraba a los trabajadores sociales, solo a su madre… Y, finalmente, que a pesar de eso, cantó La Traviata y contó que, efectivamente, su madre era quien le decía todas esas cosas que un menor jamás debería saber y menos si son mentira.

¿Resultado? Una vez y no más, Santo Tomás. Tras esa sesión conjunta, SMQSY nunca más dio permiso para que vieran a la niña hasta dos años y pico después.

Fase III de la intervención de los Servicios Sociales

La fase III se centró en dos cosas: la primera, mandar a SMQSY al psicólogo maquillando el asunto: «presenta un leve trastorno adaptativo… no ha superado el divorcio…». Ya.

Por otro lado, continuaron las sesiones conjuntas en las que cada vez tenían más claro de qué iba el asunto. Fue una fase muy desagradable porque no se avanzaba; la niña estaba cada vez peor; y, sin embargo, te afeaban que intentaras pedir auxilio judicial. Además, los informes eran totalmente desajustados a la realidad porque no recogían lo que ellos te decían de palabra. Por un lado, te mostraban su frustración; su incapacidad para intervenir por la actitud de la madre; etc., pero, por otro, suavizaban los informes de modo que, a nivel judicial, no servían para nada.

Como en la primera fase, dieron ganas muchas veces de mandarlos a tomar viento. Fue un año y pico agotador.

Fase IV de la intervención de los Servicios Sociales

La fase IV ya tuvo más rock&roll. Por un lado, SMQSY había entrado en barrena y estaban todos los organismos hasta las narices de ella, desde su psicóloga a la psicóloga de la niña, pasando por los Servicios Sociales. Y, por otro, no pudo soportar más la presión y accedió a que volvieran a ver a la niña.

Eso fue esencial porque, en cuanto la vieron, fueron conscientes de que estaba destrozada y de lo que había empeorado en los últimos años. Paralelamente, mi marido puso el tema en conocimiento de Fiscalía de Menores, desde donde se les requirió para que informaran. Y claro, se pusieron nerviosos porque a ver cómo justificas que un menor, tras cuatro años de intervención, está peor de lo que entró. Así que pusieron en marcha el programa: «Cubrámonos las espaldas» y comenzaron a activar intervenciones paralelas para que pareciera que estaban haciendo algo. Y, a partir de ahí, todo se precipitó.

Fase V de la intervención de los Servicios Sociales

Durante la Fase V todo sucedió muy rápido, como suelen decir los espíritus con los que contacta Anne Germain. Comenzaron a hacer informes contando lo que estaba sucediendo; a transmitir la preocupación de todos los organismos que estaban interviniendo en la unidad familiar; comenzaron a hablar de la nula colaboración de la madre…

De manera paralela, la madre, al leer esos informes, se cabreó como una mona y empezó a disparar a diestro y siniestro, poniendo quejas a todo el mundo. Esto hizo que cerraran la intervención al no ser posible un entendimiento de la madre. Así que nos quedamos más colgados que un jamón.

Habían pasado seis años desde que se inició la intervención.

¿Continúa activa la intervención de los Servicios Sociales?

A fecha de hoy la intervención continúa activa, pero de manera testimonial. Se encargan de coordinar el resto de organismos intervinientes. He de reconocer que, después de todo, los informes más duros los han firmado ello, pero han llegado tarde porque ahora hay un daño que se podría haber evitado.

Siempre he pensado que las personas que han intervenido directamente en nuestro caso se han guiado por unas normas que, en realidad, no compartían. Han hecho su trabajo, pero no siempre han hecho lo que les ha dicho su corazón. Desde aquí les doy las gracias porque, a pesar de todo, siempre nos han tratado con mucho cariño; nos han apoyado; han estado disponibles; y nos han escuchado, incluso cuando hablábamos desde el enfado y la frustración. Y no me queda duda que, si por ellos hubiera sido, se habrían hecho las cosas de otra manera.