Últimamente me escriben muchos chicos preocupados por sus parejas, a quienes el papel de madrastra o de novia de papá empieza a superarles. También me escriben algunas chicas directamente para contarme cómo están viviendo esta experiencia y para pedirme consejo. Según me cuentan, no saben si están cómodas con los niños, si les quieren como les tienen que querer, si los niños están cómodos con ellas… Sinceramente, muchas veces no sé qué contestar porque me da miedo meter la pata, pero os agradezco mucho que confiéis en mí, por lo que he decidido hacer este post con consejos para madrastras agobiadas. 

Antes de nada vamos a aclarar una cosa: ser madrastra es un coñazo. ¡Ya está! ¡Ya lo he soltado! Es un coñazo y un marrón. Partiendo de ahí, cualquier miedo, agobio o reticencia está plenamente justificada, así que vamos a relajarnos. El papel de madrastra es muy desagradecido y, aunque tiene cosas buenas, no es precisamente lo mejor que te puede pasar en esta vida. Esto ya lo sabéis porque lo he dicho mil veces, así que vamos al grano.

 

Consejos para madrastras agobiadas

La mayor parte de nosotras nos vemos en esta situación por accidente. Somos mujeres normales que un día conocen a un chico y,  como si de una muñeca rusa se tratara, comienzan a salir los hijos, la madre de los hijos (en mi caso los padres de la madre de los hijos también…). Normalmente esto es una aparición a puerta fría y, en la mayor parte de las ocasiones, no estamos acostumbradas. Vaya por delante que yo hablo desde la perspectiva de una mujer soltera sin hijos. Evidentemente, hay otras mujeres que ya tienen hijos y también inician relaciones de este tipo.

Teniendo en cuenta esto, y por mi experiencia personal, yo daría los siguientes consejos:

Ten paciencia

La paciencia va a ser tu mejor aliada. Si conocer y estructurar una pareja lleva tiempo y es complicado, imagínate encontrar tu sitio en una familia que llega rota, con uno o más niños que acaban de vivir un divorcio (probablemente no demasiado fácil) y que tienen que adaptarse a una nueva vida con nuevas personas. Va a ser una situación complicada para todos, pero poco a poco cada uno irá encontrando su lugar.

En mi caso fue fácil porque nuestra Pequeña Dictadora era muy chiquitina, solo tenía tres añitos, pero si los niños son mayores y están más implicados en el divorcio puede ser complicado. No te desanimes y ve poco a poco. Tienes que aprender a desenvolverte en esa situación. Permítete aprender, equivocarte… Te vas a sentir frustrada, desanimada, pero hija… te has metido en un charco, ¿qué esperabas? Ánimo.

Sé consciente de tu papel

Eres la madrastra, la novia de papá. Eso tiene millones de ventajas. No intentes ir más allá, no intentes convertirte en su madre. No, no estás ahí para eso. Es probable que termines adorando a sus hijos (creo que solo mi chico es capaz de entender lo que yo siento por su hija), pero hay un límite. Tener esto claro te ayudará un montón, y que lo tenga claro tu pareja, también. Sus hijos ya tienen una madre y no eres tú; y tienen un padre, que es el máximo responsable de sus cuidados dentro de vuestra nueva familia. Tener eso claro es sanísimo para todos.

El cariño llegará…

…y si no llega, no será el fin del mundo. ¿Quién ha dicho que tengas que querer a sus hijos como si fueran tuyos? ¿Quién te ha dicho que tienen que quererte irremediablemente? Los vínculos se van creando y para eso necesitamos tiempo. No te agobies si sientes que no les quieres lo suficiente porque a ver, dime: ¿qué es querer suficiente? No tenemos que partir de modelos de relación predefinidos. Cada uno creamos el vínculo con nuestros niños de una forma distinta y en función de millones de circunstancias. No te exijas quererles ni que te quieran; y del mismo modo, que no te lo exijan. Sin presiones sale todo mucho mejor.

No perdáis el humor

En mi caso el sentido del humor ha sido un salvavidas. No el mío porque, al principio, me tomaba todo muy a la tremenda, sino el de mi chico. Mi pareja tiene un sentido del humor excepcional y eso nos está ayudando a salir casi ilesos de nuestra situación, que no es nada fácil. Al final me lo ha contagiado y he descubierto que si no puedes cambiar algo, al menos, ríete de ello. Intenta cambiar el chip.

Tu relación es con su padre

No olvides que si estás metida en este embrollo es porque quieres a ese chico. De no ser así, tendrías un problema (mental). Por eso él tiene que ser un apoyo importantísimo para ti, incluso cuando tengas ganas de tirar a los niños por la ventana (figuradamente, claro, fi-gu-ra-da-men-te). En mi caso, nos apoyamos mutuamente: él me ayuda a sobrellevar las rabietas de la niña; y yo le ayudo a sobrellevar las rabietas de la madre de la niña. Y así vamos salvando el tipo en este campo de minas antipersona en el que nos movemos.

Pero lo dicho: tu pareja es lo más importante, al menos para mí lo es y está por encima de cualquier otra cosa. Como me comentaba el otro día mi chico cuando hablábamos de este blog: el amor es capaz de convertir una situación horrible en algo maravilloso. Pues eso.

 

Espero que estos consejos para madrastras agobiadas hayan sido de utilidad. Y si no, recuerda que siempre puedes salir corriendo o prepararte un gintonic, claro. O dos.

Por cierto, ¿hay por aquí alguna madrastra que quiera dar algún consejo más?