El conflicto de lealtades aborda diferentes aspectos de nuestra vida. Tengo que reconocer que la primera vez que oí este término en un peritaje de la Clínica Médico Forense, no comprendí su dimensión. Poco a poco, conforme ha ido pasando el tiempo y el conflicto de lealtades se ha hecho más profundo hemos ido viendo que, realmente, afecta a todos los aspectos de nuestra vida.
Tengo que llevarle dinero a mamá
La Semana Santa del año pasado fue una auténtica Pasión; sin embargo, la de este año ha sido bastante mejor a pesar del confinamiento. A diferencia que otras ocasiones, la peque ha estado más relajada en el sentido de que no ha estado acumulando regalos para llevárselos a su madre como quien lleva una ofrenda a Jesús Nazareno.
Sin embargo, cuando llegó la hora de ir a casa de su madre se puso muy nerviosa. Oí que su padre levantaba la voz y, seguidamente, la niña vino al salón ansiosa.
¡Tengo que llevar un dibujo! ¡Tengo que llevarle un dibujo a mamá! ¡No puedo ir con las manos vacías!
Deprisa y a contrarreloj empezó a revolver todos los papeles que tenía en un cajón. Salían dibujos, pero aparecía su padre, su hermano… y esos no podía llevárselos. Cada vez estaba más nerviosa: esta vez no le había hecho dibujos a mamá. Esta vez mamá pensaría que no se había acordado de ella durante estos seis días.
Finalmente se fue sin dibujo y enfadada, y cuando volvió, su padre me contó lo que había pasado:
Quería llevarle dinero.
No era la primera vez. Ya hacía tiempo nos había dicho que su madre no tenía dinero, que papá no le pasaba dinero, que no tenía para comprarle ropa y que nosotros le robábamos la ropa para que mamá tuviera que gastar más dinero en vestirla y no pudiera comer. Así que no me extrañó. Abrimos la cajita donde estaba buscando dinero y tenía 9 euros en monedas de 1 y 2 euros que todavía no sabemos de dónde ha sacado porque, si algo sabemos, es que no los ha ahorrado.
Conflicto de lealtades: compensar a la otra parte
Desde hace tiempo nos hemos dado cuenta de que mi hijastrita tiene la necesidad de compensar a su madre por el tiempo que pasa alejada de ella. O mejor dicho: por el tiempo que pasa con su padre.
Desde pequeña ha insistido en lo mal que lo pasa mamá cuando ella no está; en lo triste que se pone; en lo sola que se queda… Y ella se siente responsable de ese malestar e intenta compensarla.
La compensación viene a través de dibujos, cartas o regalos. Muchas veces se ha ido a casa de su madre con un altar de regalos: hasta la cáscara de una pipa llevó en una ocasión. Cualquier cosa que le demuestre que ha estado pensando en ella constantemente.
¿Conflicto de lealtades o interferencia parental? La verdad es que no lo sé. Yo hablo de conflicto de lealtades porque es lo que tiene diagnosticado, pero no sé cuál de las dos cosas puede ser. En cualquier caso, ese comportamiento no lo tiene hacia nosotros. Jamás ha venido con un regalito, ni para su padre ni tampoco para su hermano, a quien adora.
Jamás ha preguntado por su hermano cuando hemos hablado con ella por teléfono. Es más, cuando le hemos contado algo, en seguida ha colgado el teléfono o nos ha dicho alguna impertinencia. Cuando está con su madre, la otra parte de la familia no existe.
Al hilo de esto, el otro día le pregunté si a sus abuelos (esos que le han hecho un MBA sobre por qué no tiene un hermano, sino un «medio hermano») les contaba las cosas que hacía ya su hermano:
-No, no hablo de él. Solo saben que existe.
Del conflicto de lealtades al conflicto de pareja
Al final, como siempre, la relación de pareja se resiente en el sentido de que terminamos discutiendo (poco, porque no somos de discutir) por este tema. Mientras yo cada vez me cabreo más con estos temas; su padre cada vez la justifica más intentando hacerme ver que mi pequeña desvalijadora tiene un problema.
Y sí, lo tiene, diagnosticado además. Pero llega un momento en el que es muy difícil mantener la templanza para entender que este comportamiento es consecuencia de lo que lleva viendo, escuchando y viviendo desde que tenía tres años.
A veces miro al futuro y me da verdadero vértigo: ¿qué pasará cuando en vez de 7 años tenga 12? Esperemos que para entonces toda la ayuda que estamos reclamando a través de los distintos agentes jurídicos y sociales y que no llega porque no hay quien dé un paso en firme contra una madre, haya llegado.
14/04/2020 at 20:17
Lo entiendo perfecto, en nuestro caso, mi hijastra esta apunto de cumplir 11 años y con el tiempo, la manera en la que trata de proteger a su mamá se hace más y más dañina para ella misma; siempre está cuidando que lo que dice no haga quedar mal a su mamá (aun y cuando sea inevitable), tipo:
-¿por qué no haz comido nada si son la 1 pm?
-Esque mi mamá no compro despensa, pero fue porque no tiene dinero
Cuando obviamente si el papá se pasa por 3 horas fuera del día convenido ya esta hablando y texteando que su hija lo necesita (aun y cuando la hija ese día este con nosotros)
La verdad es que estos niños desarrollan una habilidad impresionante para tener una empatía, mal entendida, por los demás, e intentar proteger a toda costa los sentimientos de (en nuestro caso) su madre.
El conflicto de lealtades es tal, que es como tener a dos niñas distintas, una en casa y otra que aparece apenas se abre la puerta de #SMQSY, y aunque una quiere dormir abrazada a mi toda la tarde, la otra no puede ni decir adios.
15/04/2020 at 11:10
Buenas soy tía de un niño con el mismo problema que tu hijastra o peor porque es agresivo. Tanto su padre como yo estamos, llamando a todas las puertas administrativa de este país, para ayudar a mi sobrino sin resultado. Como bien dices no hay nadie que de un paso firme contra esa clase de madre. Lo último que dijo en asunto sociales que no iba a llamar a la madre, que si la madre no ha cambiado en dos años no va a cambiar ahora y sería contraproducente para el niño. Y me preocupas el futuro de sobrino, porque todo esto le va pasa factura. Me gusta mucho leer tu blog ya que me siento muy identificada en todo. Saludos.
28/10/2020 at 03:00
En mi caso fue igual. Se ponía súper nervioso cada vez que su madre hacia algo que nos dañaba y continuamente trataba de echarse la culpa a sí mismo. Recuerdo cuando le sacaba del aula de estudio e interrumpía sus clases cuando le tocaba estar con nosotros. Intentábamos explicarle que eso está mal y que nadie debía interrumpirlo en clase y él se ponían supernervioso y decía que era culpa suya y no de su madre. Este comportamiento ocasionó muchos problemas porque para poder volver con su madre se escapó una tarde de casa y denunció a su padre por malos tratos. Esta es mi respuesta a lo que nos sucedió a sus 12 años. Siento no poder decir nada positivo sobre el futuro. Creo que es complicado y hagas lo que hagas habrá consecuencias de una manera o de otra